viernes, 25 de marzo de 2011

Un pueblo educado para enfrentar la desgracia: crónicas de Japón

Como ocurrió con las tragedias de Haití y Chile en 2010, el pasado terremoto en Japón ‒el más fuerte que se ha registrado hasta ahora en ese país‒ el horror ante la fragilidad de la condición humana y la impotencia nos invadieron a todos los habitantes del planeta. Una vez más, la Naturaleza nos recordaba que su poder es avasallador y que frente a él sólo nos queda la fe y, por lo general, como bien advirtiera el poeta Antonio Machado, en ocasiones como esas de nada nos sirve rezar…

En Haití y Chile vimos con asombro como el terremoto, en una especie de “efecto dominó”, desataba otras catástrofes de naturaleza humana y social. En esa ocasión, en una entrega pasada de este blog hicimos referencia al comportamiento de las personas luego de una vivencia cercana a la muerte, incluso más atroz, porque se trataba de sobrevivientes de eventos naturales catastróficos que tenían que seguir adelante frente a una ruptura absoluta en la lógica de sus vidas y su cotidianeidad. Ante la devastación, muchas personas sacaron provecho de la miseria, la impotencia, la vulnerabilidad y el dolor ajeno. Recuerdo todavía a un periodista español que siguió a un hombre que salía a toda prisa de un supermercado chileno con una lavadora nueva al hombro, mientras le preguntaba por qué consideraba que ese electrodoméstico era en aquel momento un bien de primera necesidad… En Haití hordas de hombres enloquecidos, como animales cegados por el celo, aprovechaban las pocas barreras y seguridad de muchas mujeres ancianas, adultas, adolescentes y niñas, para violarlas en los campos de refugiados…

Los efectos en la psique humana de las catástrofes naturales son dignos de un análisis profundo, que nos obligan a revisar el impacto que tienen en las personas la pobreza, la ignorancia y la exclusión social. Para muchos haitianos y chilenos la catástrofe natural sufrida por sus pueblos fue el espacio propicio para cometer delitos comunes, no tan comunes, infames y de lesa humanidad.

Ante una situación de igual o mayor magnitud, la actuación de la ciudadanía japonesa ha sido muy distinta. La única explicación es que en ese país se han hecho esfuerzos extraordinarios por educar a la población y prepararse desde el gobierno y la sociedad para enfrentar catástrofes naturales. Si bien es evidente que ni siquiera ellos pudieron prever la magnitud del desastre, hoy cosechan los beneficios de esos esfuerzos, que ratifican cuáles son los principales logros de nuestra especie y los valores que soportan la vida en sociedad. Pese a enfrentar una fuerte recesión económica, un terremoto de 8,9 grados en la escala Richter y a ver amenazados sus avances y desarrollo socioeconómico, el pueblo japonés, al igual que en la tragedia de Hiroshima y Nagasaki, muestra a la comunidad internacional que tiene lo principal para salir adelante: un pueblo educado, digno y con un altísimo sentido del honor.

Quiero compartir con ustedes un esperanzador testimonio de un sobreviviente del terremoto de Japón, que me envió mi querida amiga boliviana Gabriela Barriga González, quien me ha enseñado en sus muchas visitas a Costa Rica, en la provincia peruana de Puno, en el pequeño pueblo boliviano de Copacabana a orillas del lago Titicaca y en La Paz, el valor de la generosidad, la hospitalidad y la solidaridad. Espero que, al igual que yo, lo aprecien y disfruten; pero, sobre todo, que reflexionen con sus familias y estudiantes, porque ante la Naturaleza somos tan vulnerables e impotentes como nuestros hermanos y hermanas de Haití, Chile y Japón. De estas tragedias sólo podemos salir siendo mejores seres humanos.


Un mensaje a todos los miembros de Hijos del Sol

Algunas buenas noticias de Japón. Mail de un amigo a un amigo desde el centro mismo de la destrucción.
Hola mi amorosa familia y amistades.

Las cosas aquí en Sendai se han sucedido de forma surrealista. Pero yo soy un bendecido por tener amigos tan maravillosos que me están ayudando mucho.

Ya que mi casa, que bien podría ser llamada casucha destartalada, quedó inhabitable, yo estoy viviendo en la casa de unos amigos. Compartimos provisiones, agua y un calentador de kerosene. Dormimos todos alineados en una habitación, comemos en torno a una vela y nos contamos distintas historias.

Durante el día nos ayudamos a limpiar y poner orden en nuestras casas. La gente se sienta dentro de sus autos para observar las noticias a través de sus pantallas GPS, o hace colas para obtener agua para beber donde se encuentra alguna fuente de suministro. Si alguien tiene una canilla funcionando en su casa, pone un cartel al frente para que la gente pueda ir allí a llenar sus recipientes y baldes.

Aquí donde yo vivo, es realmente asombroso que no haya pillaje, ni amontonamientos o empujones en las colas.

La gente deja las puertas de calle abiertas por mayor seguridad cuando ocurre alguna réplica. Es común oír a la gente decir: esto es como en las viejas épocas donde todos se ayudaban entre si.

Nadie se ha bañado por varios días. Nos sentimos sucios y harapientos, pero tenemos muchas más cosas importantes de que preocuparnos y ocuparnos. Disfruté esta manera de despojarnos de todo lo superfluo e innecesario. Viviendo a pleno, a nivel instintivo, de la intuición, del cuidado, de lo que es necesario para la supervivencia, no sólo la mía sino la de todo el grupo.

Es extraño, como se están viendo diversos universos en paralelo. Un revoltijo de casas destrozadas por un lado, y aún así, aparece otra con futones y ropa lavada, afuera secándose al sol. Gente haciendo cola para agua y alimentos y otros paseando al perro. Todo al mismo tiempo.

Otros toques inesperados de belleza son primero, el silencio de la noche. No hay autos circulando. No se ve un alma por la calle y el cielo nocturno está totalmente salpicado de estrellas. Yo usualmente podía ver dos o unas pocas más, pero ahora se ve todo estrellado.

Las montañas son Sendai son sólidas y el aire refrescante podemos observar su silueta recortada en un cielo magnífico de fondo.

Y los Japoneses son tan admirables! Yo voy todos los días, a buscar mi correo, a mi casa destruida ya que tengo electricidad, y a la entrada encuentro comida y agua. No tengo idea quien lo deja pero está ahí. Hombres mayores con sombreros verdes van casa por casa para asegurarse que todos estén bien. Además la gente les pregunta a los extranjeros si necesitan ayuda. No veo signos de miedo. Resignación si, pero miedo y pánico no.

Ellos nos dicen que se pueden esperar más réplicas y eventualmente un terremoto mayor durante todo un mes o aún más. Estamos sintiendo constantemente temblores, bamboleos, sacudones y ruidos sordos continuos.

Me siento bendecido por vivir en una parte de Sendai un poco más elevada y algo más sólida que otras. Así que, por ahora esta área es mejor que otras. Anoche el marido de una amiga nos trajo del campo agua y alimentos. Nuevamente bendecido.

De alguna manera estoy siendo consciente como consecuencia de esta experiencia personal, que un enorme paso evolutivo CÓSMICO está ocurriendo en todo el mundo justo en este momento. Y mientras experimento lo que está dándose en Japón, siento que mi corazón se está expandiendo mucho. Mi hermano me preguntó si me sentía pequeño frente a estos acontecimientos. No, más bien me siento como parte de algo que se está haciendo y que va mucho más allá de mi mismo.

Esta ola de renacimiento (en el mundo entero) es dura, pero a la vez magnífica.

Con amor en respuesta a todos ustedes.

Publicado por Rodolfo Feigl el marzo 23, 2011 a las 10:35 am
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martes, 8 de marzo de 2011

El plagio: implicaciones para estudiantes, docentes e instituciones educativas

En otros artículos del blog he tratado algunos aspectos del plagio y sus implicaciones en la formación de niñas, niños, jóvenes y personas adultas. Lamentablemente, este flagelo se da en todos los niveles educativos y ocurre con mayor o menor complacencia del personal docente y las instituciones educativas. No obstante, en esta ocasión traigo el tema de nuevo a comentario debido al último escándalo en Alemania y el mundo académico, por la supuesta comisión de plagio del Ministro de Defensa de Alemania, Karl Theodor zu Guttenberg, en su tesis de Doctorado en Derecho, que defendió y aprobó con los máximos honores que se conceden a ese grado académico en el 2007, en la universidad de Bayreuth.

Entre las tristes consecuencias para el Sr. zu Guttenberg, además de la anulación de su título de Doctorado y la vergüenza ante la comunidad académica, están su renuncia al cargo de Ministro de Defensa, la lesión irreparable de su imagen pública ‒ pues era considerado uno de los mejores políticos alemanes en ejercicio de un importante cargo‒ y, con ello, de la posibilidad de ser el sucesor de la actual Canciller de ese país, Ángela Merkel.

Según los comunicados de prensa que revisé, se encontró suficiente evidencia de plagio en su tesis doctoral, para iniciar una investigación a fondo sobre su caso en la Universidad de Bayreuth, donde fue aprobada sin reservas como un trabajo de excelencia académica.

Como podrán observar, las consecuencias de este hecho van mucho más allá de la tragedia personal que hoy enfrenta zu Guttenberg, sólo unos días atrás Doctor en Derecho y ministro “estrella” del gabinete de Merkel. También, la Universidad de Bayreuth está en un auténtico problema de credibilidad ante la comunidad académica. De alguna manera, todas las personas profesionales e instituciones de educación superior del mundo nos vemos emplazadas por este hecho. El fenómeno del plagio debe ser atendido como una prioridad en el sistema educativo en general; pero, especialmente, en las universidades, porque en ellas se faculta y licencia a las personas para que ejerzan profesiones que van a afectar las vidas de quienes requieran de su concurso y servicios. Pero, como si no fuera suficiente, la tragedia de zu Guttenberg también ha puesto en jaque la credibilidad del gobierno de Alemania.

Como docente universitaria, me consta la magnitud que está cobrando este problema. Pese a ello, vacíos en la normativa de las universidades y limitaciones objetivas para detectar y corregir esa práctica en las asignaciones académicas, desgastan la ética y los principios fundamentales de la formación en educación superior: el desarrollo de la integridad intelectual, así como de la capacidad de pensamiento propio, crítico, autónomo y socialmente responsable.

El problema del plagio en educación superior es complejo y tiene diversas causas. Entre ellas, nos hemos referido a las deficiencias que arrastra el estudiantado de su formación en educación general básica; en particular, las dificultades para leer y escribir correctamente. La masificación y mercantilización de la educación superior han tenido como consecuencias no deseadas y no previstas, la pérdida de calidad de la formación profesional, la reducción de los tiempos para los procesos educativos y la producción rutinaria de actividades de enseñanza de bajo impacto en el aprendizaje, que, no obstante, permiten aprobar los cursos.

Otra causa es la falta de profesionalización del personal académico en las universidades públicas y privadas, donde docentes sin la debida formación en docencia universitaria y sin experiencia, no cuentan con los conocimientos, el tiempo y los recursos necesarios para orientar a una población estudiantil interesada en pasar los cursos y graduarse lo antes posible, aunque ello implique no aprender como corresponde los conocimientos, actitudes, habilidades y destrezas necesarias para el apropiado y responsable ejercicio de la profesión. Una consecuencia de este fenómeno es la creciente pérdida de valor de los grados académicos. En la actualidad, los títulos no dicen mucho sobre cuán acreditada está una persona para el ejercicio de la profesión; por ello, el sector empleador recurre a otros mecanismos, como entrevistas, pruebas de idoneidad profesional en la práctica, y la credibilidad de la universidad de procedencia.

Estudiantes con una pobre formación profesional no pueden hacer un trabajo de graduación del nivel que los grados académicos de licenciatura, maestría y doctorado requieren. Este problema se agrava con las serias debilidades del profesorado en investigación, pues en las universidades la prioridad es la docencia y ella consume la mayor parte de los recursos financieros, quedando poco o nada para la investigación y, menos aún, para la acción social.

Querámoslo o no, la calidad no es gratis, ni ocurre por “arte de magia” o “buenas intenciones”. La recuperación de la calidad de la formación universitaria tiene hoy un alto costo social, porque permitimos que se deteriorara durante 30 años, sin reparar que el daño tendría un efecto multiplicador con el paso del tiempo y nos iba a pasar tan onerosa factura…

Muchas de nuestras niñas, niños, jóvenes y estudiantes universitarios plagian porque no tienen opción, no tienen tiempo, no tienen valores, y no cuentan con las condiciones y la debida asesoría para orientar su desarrollo en las instituciones educativas. Otros, muy pocos, lo hacen por desconocimiento e ingenuidad. Por ello, hicimos referencia a Tupera.com, que es producción de jóvenes costarricenses interesados por ofrecer a docentes y estudiantes un software en línea de uso libre para hacer referencias bibliográficas en formato APA.

Les facilito un enlace donde encontrarán varias herramientas en Internet para detectar el plagio. Espero les sean de utilidad, pero no olviden que quedan los libros, revistas, periódicos y demás fuentes bibliográficas impresas…

Tengo la esperanza de que esta triste historia de resonancia mundial nos invite a la reflexión sobre el problema del plagio y sus nefastas implicaciones en la vida de las personas que lo comenten, las instituciones educativas, el profesorado y la sociedad. Sin duda, nadie quiere estar en el lugar de zu Guttenberg, ni en la posición del Tribunal asesor de su tesis y de las autoridades de la Universidad de Bayreuth. Dicen que la mayor sabiduría es aprender de la experiencia ajena… ¿Qué les parece?