martes, 17 de marzo de 2009

Velocidades, tiempos y destiempo de la educación

Desde la antigüedad, gracias a los aportes y documentación de las actividades políticas y educativas de Grecia y Esparta (a partir del siglo VII a. C), hoy sabemos que la educación existe como institución para atender las demandas educativas de la sociedad. Esto parece evidente; no obstante, cuando las necesidades educativas cambian rápido y de manera radical, el sistema educativo requiere de tiempo para hacer los ajustes necesarios y poner los servicios educativos al nivel que la sociedad requiere. Esto ha pasado pocas veces en la historia, pero ha sucedido.
 
Un ejemplo dramático del cambio social y económico que precipitó profundas reformas en la educación en la Antigüedad Clásica fue el surgimiento de la clase social comerciante griega, que sin el linaje aristocrático requería de servicios educativos que favorecieran la incipiente y creciente actividad comercial. Esta nueva clase social presionó y "pagó" por servicios educativos acordes con sus intereses, llevando a la polémica entre Sócrates y los sofistas que culminó con la dramática muerte del pensador, que abrió las puertas al desarrollo de la Filosofía en Occidente. El enfrentamiento de esas visiones de la educación se documenta en el famoso diálogo de Platón: Apología de Sócrates.
La lucha entre las perspectivas de la educación de Homero y Hesiodo, terminó con la diversificación y ampliación de las funciones de la Educación y, en consecuencia, de sus funciones sociales básicas. El primero, defensor de una visión aristocrática, innatista y clasista de la educación; el segundo, de una visión pluralista, histórica y pragmática de ella, hicieron que sus seguidores entraran en conflicto cuando las demandas educativas de la sociedad griega se transformaron, como resultado de cambios en la economía y el desarrollo sociopolítico.

Desde sus inicios, la educación ha sido una actividad marcada por intereses político-económicos y, por ende, los cambios en ella sólo se dan de manera reactiva, cuando las transformaciones en esos ámbitos están en proceso y expansión. Pero esa no es la suerte exclusiva de la educación, sino que es la de todas las instituciones sociales esenciales. Si hoy estamos frente a la necesidad del cambio en educación es porque las demandas de la sociedad al respecto cambiaron. Ello implica que en la actualidad las personas requieren de otro tipo de conocimientos y competencias para ser funcionales social, cultural, laboral política y económicamente.

La experiencia de una "sobrecarga cognitiva" y del  "aceleramiento del tiempo vital" que caracterizan nuestra civilización es resultado de un incremento sin precedentes de la cantidad de información disponible y del acceso a ella. Por el contrario, en la Antigüedad Clásica y hasta inicios de la Revolución Industrial, la característica fue la escasez de información y el restringido acceso a ella. 
Debido a la cantidad disponible y al acceso a la información, no es arbitrario que antes de la Era Industrial se privilegiara la memoria y se priorizaran didácticas que favorecían la memorización, porque las personas debían llevar consigo, en sus mentes, la información que requerían para ser socialmente funcionales. La poesía, la música y la repetición de frases con cadencia musical ayudaban a la memorización. Quienes tenían esa habilidad desarrollada tenían, a su vez, más oportunidades de servirse de las ventajas de su cultura.

En la actualidad, la experiencia de la sobrecarga cognitiva no es tal, sino que tiene que ver con una sobrecarga para el sistema de la "memoria". No es posible memorizar todo el conocimiento disponible, ni aún usando las mejores técnicas didácticas de memorización de la Grecia Clásica. La sobrecarga, entonces, a mi parecer, no es tal. Lo que se imposibilitó fue la enseñanza basada en la memorización de la información.

Las demandas educativas del presente son muy distintas a las del pasado. Se necesita de conocimientos y competencias para discriminar y seleccionar la información, no para memorizarla. Hoy, todos los seres humanos deben estar en condiciones de usar inteligentemente la excesiva cantidad de información disponible para resolver problemas, pero para ello no se requiere retener miles de datos porque contamos con dispositivos eficientes, baratos y cómodos para almacenar la información. Es indispensable usar nuestros cerebros y nuestro tiempo, siempre escaso, en cosas más relevantes para el grado de desarrollo de conocimiento alcanzado hasta ahora.

Creo que la noción de "sobrecarga cognitiva" nos pone ante la obsolescencia del sistema educativo actual, incapaz de satisfacer las demandas educativas de la Sociedad del Conocimiento y la Información. No hay sobrecarga cognitiva, hay sobrecarga de cosas que "memorizar" y un sistema de enseñanza basado en la memorización se volvió imposible, además de inútil.

Se estima que las necesidades educativas de la
Era de la Información suponen varios niveles y distintas competencias; entre ellas se señalan las siguientes:

Competencias cognitivas: solución de problemas, pensamiento crítico, formulación de preguntas pertinentes, búsqueda de la información relevante, realización de juicios informados, uso eficiente de la información, realización de observaciones, investigación, invención y creación, análisis de datos o presentación de trabajos y conclusiones de forma eficiente, tanto oralmente como por escrito.
Competencias metacognitivas que capaciten a las personas para la autorreflexión y la autoevaluación.

Competencias sociales
que le permitan participar y, en su caso, dirigir discusiones de grupo, persuadir, trabajar cooperativamente, etc.

Disposiciones afectivas
que hagan posible un trabajo eficaz, tales como la perseverancia, la motivación intrínseca, un buen nivel de iniciativa y una actitud responsable, así como la percepción de autoeficacia y la suficiente independencia, flexibilidad y capacidad para enfrentarse a situaciones frustrantes cuando ello suceda. (Vizcarro y León, 1998, pp. 17-18)

Evidentemente, la vía para mejorar e innovar la educación no es desarrollar técnicas para memorizar más y mejor, sino un sistema educativo donde
la memorización no sea la base de la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación.


Creo que la noción de "sobrecarga cognitiva" no es tal, lo que tenemos hoy es una "sobrecarga" sobre el sistema educativo, que no da más desde la visión y el enfoque tradicional-transmisionista de la enseñanza y el aprendizaje. Tenemos que ajustar la educación a las necesidades, los tiempos y velocidades de la Sociedad de la Información.


Referencias bibliográficas


Vizcarro, C. y León, J. (1998). Nuevas tecnologías para el aprendizaje. Madrid: Pirámide
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