El cierre del 2012 ha sido extraño, violento y pleno de eventos naturales catastróficos alrededor del mundo. El impacto del estilo de desarrollo económico contemporáneo sobre la Naturaleza y el clima son evidentes y nadie tendría hoy argumentos suficientes para sostener lo contrario. No obstante, políticos y voceros de muchas industrias locales, nacionales y transnacionales persisten en sus viejos y cansados discursos de crecimiento económico, desarrollo social y creación de empleos, a pesar del costo ambiental, refiriéndose a un futuro donde pocos –o quizás nadie– cosecharán los beneficios prometidos, ante un fatal cumplimiento del aleccionador mito del Rey Midas, quien por su codicia y deseo de convertir lo que tocaba en oro corrió el riesgo de morir de hambre y destruir todo lo que amaba...
El mismo estilo económico que hoy pone en riesgo las condiciones necesarias para soportar la vida en el planeta, al menos en los términos en que la conocemos y requerimos para sobrevivir como especie, lleva al mundo a un caos global donde el desempleo, la inequidad, el hambre y la inestabilidad política alimentan diariamente la economía perversa que hunde sus raíces en la maldad y la reversión de nuestros principales logros civilizatorios; en particular, el Estado de Derecho y los Derechos Humanos.
La aliada infatigable de la economía perversa: la corrupción, también crece y fructifica en todas las latitudes, donde se venden por precios diversos –desde módicos hasta multimillonarios– funcionarias y funcionarios públicos y privados, en aras de la ganancia fácil, privilegios y excesos obscenos, y el acceso al poder maligno que orienta los intereses de los negocios oscuros y muy lucrativos del narcotráfico, el tráfico de armas, influencias y de personas; la pornografía y la prostitución infantil, de hombres y mujeres, así como la estafa social de negocios "maquillados" de legales, donde se contamina el medioambiente y se explota el trabajo de personas que por su baja escolaridad y condiciones de vulnerabilidad social son presa fácil de empresas inescrupulosas, que aumentan sus ganancias violando las leyes migratorias y laborales con la venia de corruptos y cómplices en toda la cadena de producción.
La violencia persiste y se expresa cada vez más en actos de locura y barbarie, como si más allá de toda consideración, las personas invocaran la muerte ajena y la propia como único propósito. La última matanza sin sentido en una escuela en Connecticut (EUA) y las violaciones en masa a mujeres en la India nos dejan sin aliento y nos ponen frente a actos humanos para las cuales no encontramos explicación posible. Sin consuelo y llenos de horror presenciamos guerras civiles y genocidios en Asia y África, así como entre pueblos milenarios como el judío y el palestino, y mientras las soluciones y los acuerdos llegan se suman a la lista de muertes más personas inocentes, especialmente niñas y niños.
En Costa Rica el balance tampoco es positivo. Nuestra democracia se desmorona entre actos de corrupción política de toda índole, bochornosos casos de ineficiencia administrativa y judicial, y la manipulación de los poderes de la República, donde en la Asamblea Legislativa se representan muchos intereses de grupos de poder y económicos, tomando decisiones que vulneran al país en áreas estratégicas para el desarrollo, como es el caso de la salud, los Derechos Humanos y la educación. La delincuencia común y el crimen organizado crecen, y la pobreza persiste con toda su cadena de miseria y deterioro humano y social. En un Estado de Derecho como el costarricense, instancias internacionales como la Corte Interamericana de Derechos Humanos deben salir al amparo de derechos fundamentales de la ciudadanía, como fue el caso de la fecundación in vitro, entendida como un logro científico para asistir la concepción en personas infértiles, que le mereció el Premio Nobel de Fisiología y Medicina en el 2010 al Dr. Robert G. Edwards.
El cinismo de nombrar al diputado Justo Orozco como presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, pese a sus ideas dogmáticas, sesgadas y abiertamente homofóbicas y misóginas dejó en claro cuál era el rumbo de la mayoría de diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa y del gobierno en materia de Derechos Humanos e inclusión social. A inicios de la segunda década del siglo XXI, se reavivan visiones del mundo dogmáticas y religiosas sobre temas que están más allá de todo credo y postura personal. Los Derechos Humanos no están supeditados a preceptos religiosos y criterios individuales...; de ahí que el logro del Ministerio de Educación Pública en materia de formación en sexualidad segura, saludable y plena, a través del Programa de Estudio de Educación para la Afectividad y la Sexualidad Integral, constituye un punto de inflexión en ese campo y es ejemplar por sobreponerse a las tesis radicales de grupos religiosos, tanto católicos como evangélicos.
Ante el panorama oscuro que atraviesa el 2012, se levantaron voces de esperanza alrededor del mundo y se reactiva la ciudadanía a través de movimientos como el de indignadas e indignados en muchos países –entre los que destaca el Movimiento 15-M en España– donde la gente común, cansada de los abusos de grupos de interés económico-político y de gobiernos corruptos, se lanza a las calles exigiendo paz, trabajo, seguridad alimentaria, protección al medio ambiente, salud, inclusión, educación, respeto a los Derechos Humanos y, sobre todo, una vida digna en democracia...
Pese a todas las profecías y mitos que giraron acerca de este extraño año y sus posibles significados, el 2012 se termina y el planeta sigue girando sobre su órbita alrededor del Sol... El fin de los días no llegó y, nuevamente, la historia ratifica que el futuro está en nuestras manos y depende de las decisiones que tomemos en el presente. En lo que respecta a designios y predestinaciones, ante los hechos deberíamos emplear el cierre de este año para reflexionar qué queremos para nuestras vidas y nuestros países, a fin de emprender las acciones necesarias para lograrlo.
Todas las culturas han desarrollado nociones del tiempo y sobre el sentido de la existencia humana. Pese a sus diferencias conceptuales y espacio-temporales coinciden en la tesis de que el final individual y del mundo son inevitables, pero llevan implícitos un nuevo comienzo. En la visión cíclica del tiempo y la vida, subyacen la esperanza y la posibilidad de "saltos cualitativos" que permiten, de alguna manera, el acceso a estadios superiores de desarrollo personal y colectivo. Si esto es una constante en la cosmovisión de todas las civilizaciones y culturas conocidas, debemos reconsiderar lo que implica que un año termine y otro comience en nuestra cultura y el tiempo en que nos corresponde vivir. Ojalá que la oportunidad de cerrar un ciclo y comenzar otro nos lleve a mejores cosas y nos permita ser más felices, mejores personas, así como ciudadanas y ciudadanos responsables, comprometidos con nuestros países y el futuro de la humanidad.
Les deseo lo mejor para el 2013 en unión de sus seres queridos, con la esperanza de compartir con ustedes ideas frescas sobre Educación y formas para llevarla al nivel que requieren y merecen la ciudadanía y el país. Quedan muchas tareas pendientes y lecciones que aprender del 2012, que necesitan nuestra atención y acciones concretas. ¿Qué les parece?