viernes, 27 de diciembre de 2013

El lado oscuro de la creatividad: ¿cómo entenderlo y prevenirlo?


Howard Wardner es uno de los teóricos de la inteligencia humana y la creatividad más influyentes de nuestro tiempo. Su libro titulado Mentes creativas. Una anatomía de la creatividad, publicado en 2011, es un esfuerzo científico donde, a partir de su teoría de las inteligencias múltiples, analiza la vida y obra creativa de siete personas cuyos aportes intelectuales y creativos, personalidad, valores, obra y acciones, cambiaron la forma como entendemos el mundo y a nosotros mismos. Ellos son: Sigmund Freud, Albert Einstein, Pablo Picasso, Igor Stravinsky, T. S. Eliot, Martha Graham y Mahatma Gandhi. Reconocidos poseedores privilegiados de alguna de las formas de inteligencia que propone este autor, partiendo del supuesto de que la creatividad es un fenómeno complejo y de que no existe un tipo único de ella. A su parecer, las inteligencias predominantes y características de estas personas son:


1. Einsten: lógico-matemática.
2. Freud: intrapersonal.
3. Picasso: visual-espacial.
4. Stravinsky: musical.
5. Eliot: lingüística.
6. Graham: corporal-cinética.
7. Gandhi: interpersonal.

Según Gardner (2011), hay temas centrales en el estudio de la creatividad que abren la posibilidad de crear un modelo teórico-metodológico para comprender este fenómeno, de manera que el contexto socio-histórico y las particularidades biográficas entren en él sin distorsionar su capacidad explicativa y predictiva:

  1. El análisis evolutivo de la inteligencia y la creatividad, donde se consideran los aspectos personales, para identificar continuidades y discontinuidades entre el mundo del niño o niña dotados y sin formar, el sistema educativo formal y los modelos de conocimiento y simbólicos dominantes.
  2. La relación entre la persona y el trabajo al que se dedica, donde se enfrentan los sistemas simbólicos y de conocimiento con el análisis crítico y las propuestas innovadoras de la mente creativa. 
  3. La relación con personas significativas, tanto en el nivel íntimo y afectivo como en el campo disciplinar o artístico. En este ámbito, se expresan las experiencias creativas en aislamiento y en relación con otras personas, que muestran el rol decisivo de esos vínculos en la obra creativa, tanto para bien como para mal (Gardner, 2011). 

Gardner representa estas dimensiones de la siguiente forma:





Fuente: Gardner (2011, p. 30).



Otra ventaja es que el libro está bien escrito y fundamentado histórica y científicamente, y ofrece una perspectiva interesante e innovadora de la creatividad, a partir del marco teórico de las inteligencias múltiples. A mi parecer, uno de sus aportes más sugestivos es el análisis del “lado oscuro” de las personas creativas, donde un cúmulo de factores intelectuales y de personalidad se despliegan para generar comportamientos reñidos con principios generales del autocuidado, la responsabilidad consigo mismo y los demás y, en particular, con valores fundamentales para la supervivencia de nuestra especie, como la solidaridad y la consideración de las necesidades y emociones de los demás o empatía.   

En el análisis de estas vidas prodigiosas encontró un lado oscuro en ellos: egocentrismo, hipocondría, marginalidad, indiferencia emocional, crueldad, enfermedad mental e, incluso, acciones que conllevan el riesgo de morir, como fue el caso de Gandhi. Al leer a Gardner, no pude evitar hacer la relación con la biografía de Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson (2012),que leí el año pasado, donde encontré elementos de la propuesta general de este autor que sirven para explicar algunas de las acciones de este hombre singular, cuya vida, inteligencia y creatividad cambiaron nuestra manera de entender, usar e interactuar con las tecnologías de información y comunicación (TIC).

Aproximarme a la biografía de Jobs desde la perspectiva de Gardner me permitió entrar en contacto con la solidez de su marco teórico y metodológico, y creo que es relevante para explicar y comprender la creatividad humana en sus facetas más importantes: la cognitiva, la psicológica y la sociocultural -que hemos tratado en artículos y comentarios anteriores-, sin dejar de lado aquellas que calificaríamos como indeseables y contraproducentes en las mentes excepcionalmente creativas, tanto en el nivel personal como social. La vida y obra de Jobs son un ejemplo dramático de los factores positivos y negativos que confluyen en mentes prodigiosas, con una capacidad de innovación capaz de afectar el proceso civilizatorio contemporáneo, en ámbitos que abarcan desde el trabajo y la productividad económica y científica, hasta las formas de relacionarnos y comunicarnos, el entretenimiento y el ocio. 

Ahora bien, de acuerdo con los aportes de Gardner para el abordaje de la creatividad, ¿es posible identificarla, promoverla y atenuar sus aspectos indeseables desde el sistema educativo formal? De esto trataremos en siguientes entregas de este blog, ya que el problema de fondo es que hasta ahora los sistemas educativos formales no están debidamente preparados para detectar y potenciar el desarrollo de la creatividad e, incluso, de acuerdo con lo que se sabe hasta ahora en esa materia, podrían entorpecerla y malograrla. Creo que este es un debate abierto en la actualidad, que vale la pena retomar a partir de los aportes de este autor. ¿Qué les parece? 


Referencias bibliográficas 

Gardner, H. (2011). Mentes creativas. Una anatomía de la creatividad. México: Paidós.

Isaacson, W. (2012). Steve Jobs. México: Debate.

viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Para qué enseñar y aprender Filosofía, Arte y Literatura en nuestro tiempo?


En días pasados el candidato a la presidencia por el partido Patria Nueva, el Sr. José Miguel Corrales, en una entrevista que le hicieron en ocasión de su propuesta de gobierno en áreas estratégicas de desarrollo para el país, afirmó que si fuera presidente, en el caso de tener que decidir entre invertir recursos en educación en el campo de la Filosofía o las ciencias e ingenierías, optaría por las dos últimas, debido a que son las áreas del desarrollo económico que rigen nuestros tiempos. Para sumar a su desafortunada tesis, argumentó que ante una situación de esa naturaleza cerraría la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica (UCR). Como supondrán, estas aseveraciones de un candidato a la presidencia de la República generaron preocupación y malestar en la comunidad de profesionales de la Filosofía y en quienes somos miembros de la Asociación Costarricense de Filosofía (ACOFI).

A propósito de este tema, se produjo una interesante discusión vía correo electrónico de miembros de ACOFI y docentes de Filosofía de la UCR, donde se expusieron diferentes puntos de vista, así como inquietudes e indignación por lo dicho por el Sr. Corrales, que si bien ofreció disculpas por sus declaraciones en una nota dirigida al M.Sc. Roberto Fragomeno, Director de la Escuela de Filosofía de la UCR, deja muchas dudas sobre el clima político en torno al desarrollo del país, las prioridades de la educación nacional y la formación profesional en el sistema universitario público.

Como profesional de la Filosofía realmente no esperaba un pronunciamiento abierto de un candidato a la presidencia de la República en esa dirección, pero es indiscutible que el país ha sufrido un importante retroceso en la calidad y características de la educación pública, que se manifiesta en reformas típicas de las economías de mercado, donde se considera que la educación debe orientarse a la empleabilidad y la rentabilidad económica, por lo que resulta irrelevante e innecesario que se utilicen recursos, tiempo y espacio de la formación en áreas como Filosofía, Artes y Literatura. Pues bien, esos temas que restan tiempo de la educación pública a la formación para el trabajo, desde preescolar hasta los niveles técnico, parauniversitario y universitario, constituyen los pilares del desarrollo de la inteligencia, la creatividad, el civismo y, en general, del capital cultural de los pueblos, desde que el primer grupo de homínidos caminó sobre la tierra.

Desde la perspectiva contemporánea, países que han alcanzado un alto desarrollo económico y social han mostrado altos estándares de calidad de sus sistemas de educación pública, en particular, en las disciplinas hoy venidas a menos... Entre ellos, destacan los países nórdicos, donde Finlandia ha sido un caso ampliamente estudiado, así que existe suficiente literatura e investigación al respecto, que sería importante que quienes aspiran a la presidencia del país, al menos, conocieran, se informaran y leyeran algo sobre el tema antes de atreverse a conjeturar reformas educativas o acciones gubernamentales en esa materia.

Lamentablemente, como en otras áreas estratégicas del desarrollo socioeconómico del país, la educación se volvió un tema demagógico y botín político, al que se suman y restan ocurrencias de políticos y funcionarios de turno, sin cobrar conciencia de las consecuencias que tiene comprometer la calidad de la educación y la precarización de la profesión docente. Al punto es trivial y poco serio el abordaje del tema, que se intercambia Filosofía por Ingeniería o Música por Física como si tal ecuación fuera posible…

Cuando se escuchan  tesis como la del Sr. Corrales; peor aún, cuando ellas tienen resonancia social y aglutinan grupos importantes de la ciudadanía que los comparten, sólo queda recordar verdades inmensas, salidas de algunas de las mentes más lúcidas y creativas de todos los tiempos: escritores y escritoras, porque la literatura, en el fondo, no es más que Filosofía novelada… En medio del malestar y la amargura, recordé a Milan Kundera, cuando en su novela incomparable La insoportable levedad del ser, nos recuerda por qué la Filosofía ha acompañado a la humanidad a lo largo de su historia evolutiva y, sin duda, seguirá presente a pesar del achatamiento intelectual, moral y cultural que vivimos en estos días poco inteligentes, más bien tristes y desabridos. Novela exquisita y digna de ser leída muchas veces en la vida, recordé una reflexión de uno de sus personajes: Sabina, quien en razón de la creación de una de sus primeras pinturas, cuando aún era estudiante de artes plásticas en un contexto político que dictaba qué era arte, qué era válido representar y qué era verdad… narra lo siguiente:

“Representaba una fábrica en construcción. La había pintado en una época en que la escuela exigía el más severo realismo (el arte no realista era considerado entonces como una subversión del socialismo)… El cuadro se me estropeó. Me cayó una mancha de pintura roja. Al principio estaba muy disgustada, pero luego aquella mancha empezó a gustarme, porque parecía una grieta. Era como si la obra en construcción no fuese una obra de verdad, sino un decorado teatral cuarteado, sobre el cual la fábrica en construcción no estaba más que dibujada. Empecé a jugar con la grieta, a ampliarla, a inventar lo que podría ver a través de ella. Así pinté mi primer ciclo de cuadros, a los que llamé tramoyas. Por supuesto que nadie podía verlos. Me hubieran echado de la escuela. Delante había siempre un mundo realista perfecto y detrás, como tras la tela rasgada de un decorado, se veía otra cosa, misteriosa o abstracta”.

Hizo una pausa y luego añadió: “Delante había una mentira comprensible y detrás una verdad incomprensible”. (Kundera, 2000, p. 70)


En un tiempo extraño, donde  el mundo cotidiano aparece ajeno, distorsionado y vaciado de sentido, la Filosofía emerge sin que la llamen o la enseñen; “aparece” en nuestros pensamientos en situaciones imprevistas: en mitad del desayuno, sembrando, construyendo puentes o cruzando la calle, como una mano generosa que nos brinda ayuda cuando la razón encuentra sus límites y se hunde en la confusión. De suerte que es así; por ello, las pinturas rupestres son Filosofía representada, las obras de Johann Sebastian Bach y de Ludwig van Beethoven Filosofía musicalizada; Stonehenge, la ciudad de Teotihuacán y los Moái de la Isla de Pascua Filosofía hecha escultura y monumento, la predicción de los fenómenos celestes y la Estación Espacial Internacional Filosofía hecha conocimiento científico.

No podemos obviar los avances de la humanidad, tampoco sus retrocesos. Desde este punto de vista, lo comprensible e incomprensible cierran el círculo y, como proponen el Eterno Retorno de Nietzsche o el retorno de lo reprimido de Sigmund Freud, sólo nos queda esperar que la Filosofía innata, producto de la biología humana única e irrepetible expresada en el sistema nervioso central, de la necesidad de nuestra especie de hacer preguntas y responderlas de manera satisfactoria, y de la conciencia y el respeto por la verdad den paso a propuestas más inteligentes, realistas y humanas que las que los políticos dejan caer sobre nuestro asombro, sin pudor ni consideraciones… ¿Qué les parece?

Referencias bibliográficas 

Kundera, M. (2000). La insoportable levedad del ser. Barcelona: Tusquets.