Todo lo que impulse la evolución cultural obra contra la guerra.
Sigmund Freud (1932)
Sigmund Freud (1932)
En las últimas dos décadas se ha incrementado la preocupación nacional e internacional por los serios problemas que aquejan a la Educación a lo largo y ancho del planeta. Paradójicamente, la crisis de la educación en América Latina a partir de la década de 1980 fue consecuencia de los logros en cobertura y acceso de las décadas de 1960 y 1970. En la región en general y en Costa Rica en particular, los esfuerzos por democratizar la educación en la segunda mitad del siglo XX se tradujeron en una explosión cuantitativa de centros educativos y en la diversificación de la oferta académica; no obstante, la escasez de personal docente capacitado y la presión por una inversión estatal creciente en infraestructura, salarios docentes, organización y administración escolar pronto pasaron su onerosa factura a la sociedad, en un contexto de crisis económica generalizada.
La crisis del petróleo que deterioró las economías de los países subdesarrollados en la década de 1970, se sumó a la crisis de la deuda externa en la década de 1980 y a los programas de ajuste estructural impuestos por el Fondo Monetario Internacional para el pago de esa deuda multimillonaria. La sumatoria de estos eventos conllevó una pérdida creciente de los avances socioeconómicos de los países latinoamericanos y, en particular, de los logros educativos conseguidos hasta entonces.
El aumento de la demanda por educación en todos los niveles, así como la incapacidad de los estados latinoamericanos de satisfacerla abrió espacios para el desarrollo y crecimiento acelerado de la educación privada en la década de 1980, que se mantiene hasta hoy; en especial, de la educación superior. El caso de Colombia es emblemático de este proceso y está documentado ampliamente, por lo que sirve de referencia para comprender este fenómeno en los demás países latinoamericanos(1).
En el caso de Costa Rica, mientras las instituciones educativas privadas de primaria y secundaria, tradicionalmente, se caracterizaron por su alta calidad, las de educación superior lo hicieron por lo opuesto; es decir, por su baja calidad en la formación profesional y su limitada estructura institucional y académica, donde la investigación y la acción social cuentan con poco o ningún presupuesto. Hoy, en el país existen 51 universidades privadas aprobadas por el Consejo Nacional de Educación Superior Universitaria Privada (CONESUP)(2).
En la actualidad son pocas las universidades privadas de Costa Rica capaces de la inversión necesaria para ofrecer y garantizar una formación profesional que satisfaga los estándares de calidad nacionales e internacionales. Debido a los altos costos y a la complejidad organizativa que implica una institución de educación superior, ante la apertura del mercado y la escasa supervisión del Estado surgieron muchas universidades privadas que se dedicaron a la formación de personas profesionales en Educación, dado que es una carrera que requiere poca inversión en infraestructura y personal docente, si se la compara con la que se necesita para la formación en Medicina, Farmacia u Odontología... La consecuencia inevitable fue un aumento sostenido de la oferta de estos profesionales y el principal empleador es el Ministerio de Educación Pública.
En franco retroceso de la inversión pública en educación, a finales de la década de 1980 se dio la caída del bloque socialista y la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). A inicios de la década de 1990, la globalización y la Posmodernidad se instauraron como las principales características del mundo contemporáneo y todas las sociedades del globo, incluso las más tradicionalistas y reacias al cambio, como China y países asiáticos como Tailandia, Singapur, Corea del Sur y Malasia abrieron sus economías y sus fronteras culturales para adscribirse a las macrotendencias surgidas en Occidente...
En el nuevo contexto mundial, a inicios de la década de 1990 la educación pública latinoamericana en general y la costarricense en particular, mostró los síntomas de la crisis y el acelerado deterioro en términos de calidad, infraestructura educativa, rendimiento general y satisfacción de las necesidades educativas emergentes.
Pese al deterioro de la educación hasta ahora no ha sido posible encontrar una respuesta integral y acertada en ningún país de la región, ni se logran resultados significativos en cuanto a rendimiento académico, permanencia, repitencia e impacto social de la formación, especialmente en los sectores sociales más vulnerables. Esto se debe en gran medida a que se aumenta la inversión pública en educación, pero no se transforman de manera radical las viejas estructuras organizativas, la excesiva e ineficiente burocracia, ni las politizadas formas de gestión de los sistemas educativos públicos. Tampoco se cambian los currículos obsoletos, las metodologías y actividades de enseñanza estereotipada y rutinaria, ni la evaluación memorística y de bajo impacto en el aprendizaje.
Otro grave problema de los sistemas educativos de la región es la poca o ninguna capacidad para la evaluación del desempeño del personal docente y administrativo, y la pérdida creciente de la pertinencia y la calidad en la formación en estas profesiones. Incluso, en muchos países latinoamericanos no existe formación profesional para el ejercicio del cargo de dirección de las instituciones educativas. Costa Rica es una rara excepción, pues desde 1972 existe la Licenciatura en Ciencias de la Educación con énfasis en Administración Educativa en la Universidad de Costa Rica, y hoy varias universidades públicas y privadas ofrecen el grado de licenciatura y maestría en esa disciplina.
Como verán, la solución a la crisis de la calidad de la educación pública requiere no sólo de más inversión en educación, sino de voluntad política, liderazgo profesional y moral, y capacidad administrativa para hacer los cambios necesarios para poner la educación latinoamericana y la costarricense a la altura de los tiempos. La cara oculta del cambio en educación implica asumir el costo político y la resistencia de grupos de presión, que se benefician y cosechan privilegios con el estado actual de las cosas...
La educación masificada y masificadora ya no es útil, rentable ni deseable en ninguna nación que quiera desarrollarse y ofrecer una mejor calidad de vida a su ciudadanía en este siglo que apenas comienza. De poco sirve una mayor inversión pública en educación mientras se mantenga el statu quo y prevalezcan los intereses politiqueros y de grupos de presión sobre los de la sociedad.
El desafío de la educación contemporánea está en elevar la calidad general de la formación en todos los niveles educativos, lo que implica una inversión de un mínimo del 10% del PIB en Educación, una organización y una administración eficiente y eficaz, y personal profesional y capacitado en todos los puestos, desde el menos hasta el más calificado; pero, lo más importante, se requiere de un personal docente y administrativo sólidamente profesionalizado, que se someta a sistemas de evaluación de desempeño permanentes, donde existan oportunidades realistas y efectivas de formación y mejora continua. También, se requiere de una mayor responsabilidad ciudadana y de un compromiso auténtico de las familias con la educación de sus hijos e hijas, que promueva en ellos una actitud más responsable y comprometida con sus estudios.
De igual forma, sin un esquema de impuestos justo y realista, y sin un adecuado sistema de recaudación fiscal, el Estado no podrá cumplir con los requerimientos actuales y futuros de inversión en Educación. La ciudadanía y el sector privado deben comprender que evadir impuestos implica el deterioro general de los servicios públicos, entre ellos, el de la educación... No podemos tener un país de primer mundo cotizando impuestos ínfimos o evadiéndolos del todo... Tampoco lo tendremos si el gobierno no es capaz de una adecuada recaudación fiscal, es corrupto y carece de un proyecto-país definido para hacer las inversiones y gastos que corresponda con prontitud... La calidad educativa y la calidad de vida de la ciudadanía de un país no son gratis...
Mientras estas cosas no sucedan, seguiremos viendo como los escasos recursos públicos se diluyen y se nos escapan entre los dedos y entre los bolsillos de personas inescrupulosas, mientras la región, el país y el mundo se debaten entre las crisis económicas y sociales generalizadas, el avance del crimen organizado y los efectos del cambio climático, y nuestros jóvenes se matan entre sí, mueren violentamente en accidentes de tránsito provocados por choferes ebrios y al margen de la ley, y en pleitos callejeros; caen en el abuso de las drogas y el alcohol, asumen la maternidad y la paternidad a destiempo o son reclutados por la economía perversa, para terminar sus días en la morgue o en la cárcel...
Para una auténtica educación pública de calidad tenemos que derribar algunos mitos y creencias arraigadas en la idiosincrasia costarricense, como los siguientes:
- El aumento de la inversión estatal es suficiente para elevar la calidad de la educación.
- La integración de la tecnología y la mejora de la infraestructura educativa conllevan cambios curriculares y metodológicos de fondo y, en consecuencia, innovan la entrega de la docencia y el aprendizaje.
- Los títulos universitarios garantizan la idoneidad profesional del personal docente y administrativo.
- El sistema actual de contratación del personal docente, administrativo y de apoyo garantiza el buen desempeño en el trabajo de aula, las funciones y la gestión de las instituciones educativas.
- La calidad de la educación es responsabilidad exclusiva del gobierno y del Ministerio de Educación Pública.
- El sistema educativo debe dar soluciones a los principales problemas sociales que aquejan al país, como la drogadicción y otras adicciones, la inseguridad ciudadana, la inseguridad y el caos vial, la desintegración familiar, la delincuencia y el crimen organizado, la violencia común y doméstica, la destrucción del medio ambiente, el deterioro del civismo y del sistema democrático, la corrupción pública y privada, la sexualidad de riesgo, entre otros...
Está demostrado que el aumento de la inversión estatal en educación es fundamental, pero insuficiente para garantizar la calidad y la innovación en la enseñanza y el aprendizaje. Hace veinte años que las TIC entraron a las instituciones educativas del país, pero la educación no mejora, sino que se deteriora día a día, como indican los últimos informes sobre el Estado de la Educación. La eclosión de instituciones de educación superior que ofertan carreras de Educación nos pone frente a un panorama donde hay gran diversidad de perfiles profesionales y no se sabe con certeza cuáles son, ni su calidad... Asimismo, muchos padres, madres y encargados de niñas, niños y jóvenes no tienen interés ni compromiso en su educación; otros son analfabetos, tienen baja escolaridad, y no saben cómo ayudarles ni cuentan con apoyo público o privado para ello...
El Ministerio de Educación pública no ha logrado establecer un sistema robusto de evaluación del desempeño del personal docente y administrativo, que garantice la calidad, la eficiencia y la eficacia del sistema como un todo. La última idea para abarrotar el ya saturado currículo del sistema educativo nacional, fue una iniciativa del Colegio de Ingenieros, para que desde el sistema educativo se “eduque” a la población sobre el grave problema vial que hoy nos aqueja en el país, que ha convertido nuestras calles en campos de batalla que compiten en número de muertes con el crimen organizado y la delincuencia común.
El sistema educativo debe delimitar sus funciones y metas de enseñanza y aprendizaje a lo que realista y lógicamente le compete. Otras dependencias, como el Gobierno Central, el Patronato Nacional de la Infancia, la Contraloría General de la República, el Poder Judicial, El Ministerio de Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Obras Públicas y Transportes, el Ministerio de Cultura y Juventud, el Ministerio de Ambiente y Energía, el Ministerio de Salud, el Ministerio de Seguridad Pública, la Caja Costarricense del Seguro Social, la Comisión Nacional de Emergencias, entre otras dependencias públicas; así como los colegios profesionales y las organizaciones no gubernamentales deben fortalecer sus oficinas de comunicación con departamentos de Educación no formal para resolver las necesidades de educación pública que requieren en atención a sus funciones... No es posible que el sistema educativo siga asumiendo estas tareas sin ir en detrimento de las propias...
La Educación no formal es una excelente alternativa disponible para hacer los procesos de intervención socioeducativa que requiere la educación de la población en diferentes temáticas de interés público, así como la de los grupos de interés y las poblaciones en riesgo o vulnerables... La Universidad de Costa Rica ofrece un programa de licenciatura en Ciencias de la Educación con énfasis en Educación no formal, que está abierto a personas profesionales de todas las áreas y el único requisito de ingreso es un Bachillerato en una universidad estatal y pueden encontrar información al respecto en la página Web de la Escuela de Administración Educativa:
http://www.eae.fcs.ucr.ac.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=83:licenciatura-administracion-de-la-educacion-no-formal&catid=2
Sin duda, pensarán que este artículo pertenece al género de ficción, pero espero que al igual que muchas narraciones de ciencia ficción, como las de Julio Verne o la famosa Frankenstein de Mary Wollstonecraft Godwin ‒la escritora británica conocida como Mary Shelley‒, alguna vez se convierta en realidad y la educación pública nos ayude a impulsar la evolución cultural de la humanidad y a paliar nuestra tristemente famosa proclividad a la violencia, la autodestrucción y la guerra...
¿Qué mitos y verdades sobre la educación están presentes en la idiosincrasia de sus países? ¿Qué les parece?
(1)Véase al respecto:
http://es.wikipedia.org/wiki/Privatizaci%C3%B3n_de_la_educaci%C3%B3n_en_Colombia
(2)Véase al respecto:
http://www.mep.go.cr/CentroDeInformacion/DOC/Universidades%20Aprobadas%20por%20el%20CONESUP-1172011101655.pdf