viernes, 31 de octubre de 2014

Educación en la Modernidad líquida: algunas tesis de Zygmunt Bauman


El filósofo y sociólogo polaco Zygmunt Bauman, en un breve ensayo titulado Los retos de la Educación en la Modernidad líquida, publicado por primera vez en 2005 -con reimpresión en español en 2014 de editorial Gedisa- plantea algunas tesis interesantes sobre el carácter que ella adquiere en nuestro tiempo. Con ese propósito, puntualiza los aspectos que considera claves y característicos de la Modernidad contemporánea, a la que agrega el adjetivo de "líquida", porque afirma que los modelos, valores, creencias y prácticas generales de vida que caracterizaron la Modernidad heredada de la Era Industrial y el ascenso del Capitalismo, se transformaron de manera radical; entre ellos, señala los siguientes cambios:

  1. La primacía de los "atajos", entendidos como formas de privilegio para acceder al mercado de bienes y servicios asociados a cosas materiales y actividades que "antes había que hacer y ahora se pueden comprar". Tareas consideradas molestas, incómodas y que consumían tiempo valioso, hoy se pueden adquirir si se tiene el dinero para ello. Cita como ejemplos, aspectos tan básicos como preparar los alimentos, pelar una fruta o la limpieza doméstica.
  2. El síndrome de la impaciencia caracteriza a la ciudadanía promedio en el mundo postcapitalista, donde esperar es insoportable. El urgente deseo de satisfacer las necesidades y aspiraciones de manera inmediata ha hecho que la postergación sea inadmisible. Asimismo, la espera y la dilación son sinónimos de inferioridad... La gente común hoy no espera, esa es una realidad que solo afecta a personas marginadas y pobres.
  3. El compromiso con otras personas, lugares de trabajo y otros grupos es un cliché, ya que perdió sentido e interés, especialmente en las generaciones más jóvenes. La gente mayor de 50 años considera increíble la imposibilidad de comprometerse y encontrar sentido a la solidaridad en las personas jóvenes, en particular, en sus hijos, hijas, nietos y nietas. La brecha de este valor entre jóvenes y adultos medios y mayores es insalvable, en términos de esos principios que dieron significado a las relaciones más íntimas en la "era dorada" de la Modernidad sólida.
  4. El tiempo y su trasncurrir inevitable generan un profundo malestar, pues ratifica cosas que no aceptamos en una época donde el dinero permite acceder a todos los placeres y caprichos; en particular, la caducidad de las cosas, la decadencia física, el envejecimiento y la muerte. No en vano una de las industrias más exitosas y rentables en la actualidad es la estética en todas sus facturas, desde la cosmética hasta la cirugía plástica, pasando por la moda, las modificaciones corporales y el maquillaje.
  5. El aceleramiento del tiempo vital, el síndrome de impaciencia, la falta de compromiso y la insoportable persistencia del tiempo en su transcurrir hacen que el consumo adquiera un sentido sustitutivo de todo lo que trivializa y limita el disfrute en el "aquí y el "ahora". No obstante, la tendencia contemporánea es que en el momento en que una mercancía es adquirida, pierde el gusto y la gloria de lo "nuevo", replicando el comportamiento de la indestructibilidad del deseo que descubrió y analizó Freud, para convertirnos en máquinas deseantes insaciables -de acuerdo con las tesis de Gilles Deleuze y Félix Guattari.
En esta nueva era, donde lo que antes tenía forma y sentido se desdibuja y resignifica de acuerdo con cada persona, lugar y circunstancia, la Educación no escapa a las paradojas y misterios que acompañan el signo de los tiempos y ha adquirido -con más o menos claridad- el carácter de mercancía. Como tal, puede ser comprada y ya no constituye una experiencia única, donde la persona se construye a sí misma y significa el conocimiento y la cultura por medio de procesos que se extienden a lo largo de la vida. 

La Educación-mercancía se expresa de manera contemporánea en el acortamiento de los tiempos de formación, la cantidad de opciones en educación secundaria y superior, y la rapidez que la caracteriza. Paradójicamente, esto se traduce en una creciente pérdida de valor de los títulos y grados académicos; pero, peor aún, en una triste realidad: el pobre desempeño académico y cultural, acompañado de poco desarrollo de las habilidades cognitivas de alto nivel y la metacognición. Así las cosas... tenemos gente titulada que no sabe nada, pero no sabe que no sabe... Triste realidad que se hace presente en la forma como habla el promedio de la gente y la escasa cultura general que se evidencia cuando se confunde el significado de palabras simples y cotidianas, y se desconocen hechos históricos y acontecimientos contemporáneos nacionales e internacionales.

No sin pesar, como docente universitaria he comprobado esta situación en cursos de grado y posgrado, donde el estudiantado se niega de manera radical a pensar, leer, razonar y escribir. A veces pienso que esta negativa pasa por un reconocimiento tácito de su incapacidad para hacerlo... Otro factor que se asocia a este fenómeno es el plagio, donde la premura y la pereza convergen, para no perder el tiemo leyendo y comprendiendo un texto, para luego exponer las ideas principales... peor aún, para exponer con claridad las ideas propias.

En Costa Rica, las universidades públicas y privadas se suman al aceleramiento de la formación y a la educación-mercancía, ofreciendo títulos de grado y posgrado a través de cursos bimensuales o cuatrimestrales, contradiciendo todas las teorías más importantes sobre el aprendizaje. La mente se construye por medio de procesos que suponen actividades que favorecen el desarrollo cognitivo, metacognitivo y sociocultural. En síntesis... la calidad de la formación producto de la educación auténtica "no sale como premio en cajas de cereal" ni en ofertas de "viernes negro".

Siguiendo a Bauman, es legítimo hablar en la actualidad de crisis en la Educación, pero ella reviste un nuevo carácter:

La historia de la educación está plagada de períodos críticos en los cuales se hizo evidente que las premisas y estrategias probadas y aparentemente confiales habían perdido contacto con la realidad y exigían ajustes o una reforma. Con todo, aparentemente la crisis actual es diferente al pasado. Los retos actuales están golpeando duramente la esencia misma de la idea de educación tal como se la concibió en el umbral de la larga historia de la civilización: hoy está en tela de juicio lo invariable de la idea, las características constitutivas de la educación que hasta ahora habían soportado todos los retos del pasado y habían emergido ilesas de todas las crisis. Me refiero a los supuestos nunca antes cuestionados y mucho menos sospechosos de haber perdido vigencia, con lo cual, necesariamente, deberían reexaminarse y reemplazarse. (Bauman, 2014, pp. 27-28)  

¿Perdió vigencia la Educación? Ustedes dirán... A mi parecer, en la actualidad se confunde titularse con aprender y enseñar con facilitar títulos... En una época donde olvidamos el sentido de la enseñanza y el aprendizaje auténticos, sólo nos queda una trágica puesta en escena de la Educación, donde construimos y reconstruimos una farsa que ya pasa su factura a millones de seres humanos y a muchos pueblos. Los ciudadanos y ciudadanas más educados del mundo viven en los países con mayor desarrollo educativo y, en consecuencia, con mayor desempeño académico: los países nórdicos. En Islandia, para citar un ejemplo, las personas leen en promedio 42 libros al año sobre temas no relacionados con sus deberes académicos..., revisen las cifras en Costa Rica y hagan la aritmética del caso. Las consecuencias son obvias en desarrollo económico, civismo, paz social, índices de criminalidad común y organizada y, por supuesto, en la calidad de la vida cultural, así como en la felicidad y bienestar de las personas y comunidades.

La mercantilización del conocimiento y del acceso a él son el pivote del fracaso educativo contemporáneo (Bauman, 2014); más aún, son el marco explicativo de fondo del fracaso de nuestra civilización en materia de paz social, autocuidado, cuidado del medioambiente, equidad y justicia, respecto a los derechos humanos y sentido de la existencia personal y social.

En el dilema contemporáneo que se cierne entre la inmediatez y la satisfacción sin postergaciones, la educación se tambalea en sus cimientos: construir el "núcleo duro", el "eje" vertebrador de la mente y la existencia humana y, en consecuencia, de la sociedad. Civilización o caos, sujeto o "máquina deseante" agobiada ante la inagotable fuente de mercancías se enfrentan en un nuevo cambio civilizatorio que definirá, más allá del futuro de la Educación, el futuro de nuestra especie... ¿Qué les parece?


Referencias bibliográficas 


Bauman, Z. (2014). Los retos de la Educación en la Modernidad líquidad. España: Gedisa.