jueves, 28 de febrero de 2013

¿Qué y para qué innovar en educación?


Como comentamos en entregas anteriores de este blog, innovar en educación es complejo y requiere de un enfoque integral del fenómeno, que involucra aspectos individuales, sociales y organizacionales. En vista de ello, las personas, la cultura y las posibilidades estructural-funcionales de las organizaciones juegan un papel crucial en el logro de la innovación, entendida como el producto final de un proceso que incluye la creatividad –ya sea personal o grupal–, la prueba y ensayo de aplicaciones del hecho creativo para resolver problemas nuevos o facilitar tareas conocidas, y la infraestructura organizacional para convertirla en un producto o servicio de acceso a la sociedad como un todo o a colectivos particulares, según sea el caso. 

Innovar en educación exige responder dos preguntas fundamentales: ¿qué innovar?, ¿para qué innovar? Desde esta perspectiva, parece evidente que hasta ahora no se ha tenido claridad al respecto, porque el enfoque del cambio en educación en el país se caracteriza por ser fragmentado, simplista e inmediatista. En el primer caso, me refiero a la tesis de que la innovación puede darse de manera “mágica”, como resultado de cambios cosméticos o de la introducción de elementos que son nuevos e innovadores en sí mismos, como es el caso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). En cuanto a la segunda característica prevalece la tesis de que la educación es una especie de rompecabezas, cuyas partes son intercambiables y, por ende, mover una de ellas no altera el orden general del sistema. La última, hace referencia a que, por lo general, se espera que los cambios a gran escala en educación se den de forma instantánea y cuando esto no ocurre en los plazos prometidos, sin excepción, se buscan culpables…

En el país, tradicionalmente, se culpa al personal docente por los fracasos en los intentos erráticos de innovación, que suelen basarse en la “intuición”, “la moda” y la “ocurrencia”, más que en auténtica investigación científica e información real y situada. También, el estudiantado suele ser el blanco de atención, porque debido a su falta de interés y motivación por sus estudios los proyectos de mejora fracasan… Lo que pocas veces se cuestiona es la concepción misma de la innovación y de su introducción en el sistema educativo como un todo.

Si regresamos a las preguntas iniciales, en cuanto a qué es lo que requiere innovación, parece apuntar al modelo mismo del sistema educativo y, en consecuencia, a su estructura, organización y administración. Ningún cambio pedagógico innovador será posible mientras no ocurra una transformación integral del sistema educativo. Además, es indispensable que en el sistema se incorporen elementos precisos para garantizar la idoneidad profesional del personal docente y administrativo, desde que ingresan al sistema y a lo largo de su vida laboral. El desarrollo profesional en el trabajo y la capacitación continuada son requisitos para garantizar la calidad y la mejora continua de la enseñanza y la administración de la educación. Sin estos componentes, medios o metodologías de enseñanza innovadores como las TIC y la enseñanza basada en proyectos serán poco efectivos y sus resultados pobres en relación con la inversión económica que implican.

La claridad en cuanto al enfoque curricular y pedagógico que orienta el sistema educativo también es clave. Les invito a que revisen la política educativa vigente, para que encuentren en ella profundas contradicciones de índole epistemológica y teórica, cuyas consecuencias en la práctica explican en buena medida el deterioro sistemático de la calidad, la pertinencia y la equidad de la educación en el país. De hecho, las comunidades más vulnerables son las más afectadas por el deterioro creciente de la calidad de la educación pública, que encierra las categorías mencionadas, en principio metas de la educación a escala mundial en el siglo XXI.

Los medios de enseñanza, ya sean libros de texto o TIC; las metodologías pedagógicas innovadoras, como la enseñanza basada en proyectos o cualquier otra que puedan traer a colación son el resultado de procesos profundos de cambio e innovación educativa y, en consecuencia, no pueden por sí mismos cambiar la educación como se pretende. No es posible que los aspectos marginales de la innovación educativa produzcan cambios en el nivel y profundidad que se requiere. La falta de investigación en el país al respecto, sólo corrobora los hallazgos de los estudios que se hacen a escala nacional a través del Programa Estado de la Nación, donde resulta evidente que los esfuerzos hechos hasta ahora en el sistema educativo público por innovar tienen resultados limitados y ofrecen un panorama sombrío en términos de la relación costo-beneficio.

En cuanto a la segunda pregunta, resulta evidente que el objetivo de la innovación no debe ser otro que elevar la calidad de la educación pública, lo que implica que ella sea pertinente y equitativa. Los mayores esfuerzos de innovación deberían estar puestos en conocer la realidad educativa nacional, para entender la diversidad de poblaciones estudiantiles y de las comunidades, para implementar cambios orientados a favorecer el aprendizaje auténtico y de alto nivel, no el rutinario y poco efectivo que prevalece hoy, que motiva poco a niñas, niños y personas jóvenes en las aulas de escuela y colegios, a lo largo y ancho del país. Mientras esto no suceda, ponemos en riesgo a toda la población; pero, lo más grave, a la juventud y la niñez costarricense. El aumento en el crimen común y organizado, y la pérdida creciente de la seguridad ciudadana son un triste reflejo de la incapacidad nacional de darle un rumbo adecuado a la educación pública.

En Costa Rica tenemos de todo, menos una educación pública de calidad, donde la innovación encuentre buen recaudo… Lo triste es que, al menos a mi parecer, tenemos todo lo que se necesita para ello y no entendemos -¿o no queremos entender?- cómo hacer bien las cosas… Las preguntas siguen sin respuesta y quedan sobre la mesa para el Ministerio de Educación Pública, la Asamblea Legislativa, las universidades estatales y privadas, y la ciudadanía. ¿Qué les parece? ¿Cómo responderían ustedes a ellas?