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sábado, 30 de enero de 2010

La falta de investigación y la carencia de mecanismos de supervisión y control en la atención del plagio en la educación nacional

Espero que hayan pasado un fin de año en unión de los suyos y que el 2010 nos ofrezca mejores oportunidades como personas y costarricenses. Este nuevo año es muy importante, porque el próximo 7 de febrero elegiremos a quienes gobernarán el país en el período 2010-2014. El ejercicio del voto es un derecho que se convierte en deber cuando se alcanza el Estado de Derecho en Democracia. Ojalá en esta oportunidad el amplio abstencionismo que ha caracterizado los procesos electorales de los últimos veinticinco años se revierta, mostrando nuestra madurez política ante el descalabro de la Democracia nacional, producto de la incompetencia y la corrupción sostenida de nuestros políticos en las últimas décadas. Frente a la desilusión y la desesperanza que nos embargan como ciudadanos y ciudadanas, debemos sobreponernos con responsabilidad y civismo: salgamos a votar por la opción que más nos convenza en relación con el futuro del país, que es el nuestro.

En esta última entrega sobre el tema del plagio, retomo los acontecimientos relacionados con este fenómeno que se dieron en la contienda electoral que nos embarga. Lamentablemente, fuimos testigos de cómo el plagio estuvo presente en estos procesos, para desgastar aún más la credibilidad de la ciudadanía y poner en entredicho la capacidad y la honestidad de quienes están tras las propuestas de gobierno y las campañas publicitarias. Ojalá estos acontecimientos sirvan para llamar nuestra atención sobre la magnitud de este problema, que se ha entronizado en nuestra sociedad, rebasando los límites de las instituciones educativas. En este caso, ante la falta de tesis nuevas y refrescantes, la copia de ideas se ha convertido en una alternativa, si bien no legítima… para salir del paso, entre la demagogia y palabras gastadas… No obstante, gracias a Internet, paradójicamente, el plagio también es mucho más fácil de detectar ahora. Realmente, es un ingenuidad pensar que actos de este tipo se van a mantener en secreto e impunes.

La falta de investigación y la carencia de mecanismos de supervisión y control, son dos razones por las que el plagio se ha generalizado en el país, y en educación en particular. Si no entendemos por qué la educación perdió tanto significado para tantas personas al mismo tiempo, no seremos capaces de revertir de manera definitiva este problema. Asimismo, sin la debida supervisión y control, se deja abierta la posibilidad de transgredir las normas fundamentales de la integridad intelectual y científica.

Ahora bien, tanto la investigación como la supervisión y el control exigen personas capacitadas para ello, que cuenten con las condiciones necesarias para llevar a cabo una tarea efectiva y de calidad al respecto. El profesorado no puede investigar ni revisar con la debida profundidad los trabajos de sus estudiantes; tampoco el personal directivo tiene el tiempo suficiente para investigar y supervisar el trabajo docente de manera adecuada. Los padres, madres y encargados de niños, niñas y jóvenes están sumidos en las tareas cotidianas y tratando de sobrellevar la carga económica y la manutención de sus familias, dejando poco o ningún espacio para colaborar en el desarrollo académico de sus hijos e hijas. Los niños, niñas y jóvenes –incluso los no tan jóvenes– están más interesados en los juegos de vídeo, la última pieza de reguetón y las redes sociales, que en leer y estudiar…

Como es evidente, en ese contexto el plagio continuará dándose y conforme se incrementan las tareas de docentes y estudiantes, debido a una visión obsoleta del currículum basado en contenidos, recargado de temas extracurriculares y de obligaciones institucionales, familiares y sociales. Sólo un enfoque integral del fenómeno del plagio, como síntoma del desgaste del modelo y del sistema de educación pública, nos permitirá encontrar una solución real para este y otros problemas que hoy evidencian que tocamos fondo… La buena noticia es que no tenemos más opción que rectificar con responsabilidad, pensamiento crítico y conocimiento científico la incapacidad e insolvencia de las viejas estructuras, funciones e ideas en educación para responder a las demandas educativas del presente.

Al igual que cuando estemos frente a las urnas, ojalá que actuemos con responsabilidad, sabiduría y ludicez ante los desafíos del presente, como ciudadanas, ciudadanos y profesionales de la educación. Hoy necesitamos en Costa Rica mucho más que suerte, políticos menos malos y promesas.

sábado, 19 de septiembre de 2009

La brecha digital: causas, consecuencias y su relación con el “boom” del plagio en la educación nacional

Por brecha digital se entiende la exclusión, ya sea personal, de un país o de una región, de las ventajas y oportunidades asociadas al uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la sociedad contemporánea (Majó y Marquès, 2001). Para el caso de la situación al respecto en Costa Rica, les recomiendo revisar el Informe 2006 del Programa de la Universidad de Costa Rica sobre la Sociedad de la Información y el conocimiento (PROSIC), titulado Hacia la Sociedad de la Información y el Conocimiento en Costa Rica (disponible en: http://www.prosic.ucr.ac.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=6&Itemid=25), donde se define la brecha digital, según la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) de la siguiente manera:

… [la brecha digital es] la distancia “tecnológica” entre individuos, familias, empresas y áreas geográficas en sus oportunidades en el acceso a la información y a las tecnologías de la comunicación y en el uso de Internet para un amplio rango de actividades. Esa Brecha Digital se produce entre países y al interior de las naciones. Dentro de ellos, se encuentran brechas regionales, brechas entre segmentos socioeconómicos de la población y entre los sectores de actividad económica. (PROSIC, 2006, p. 204)

Como consecuencia del acelerado avance de las TIC y de la desigualdad global en la productividad y la distribución de la riqueza, apareció la brecha digital y, con ella, la figura del “migrante tecnológico”, que es el término que califica a las personas que deben hacer uno o más procesos de re-aprendizaje a lo largo de su vida para adaptarse a las características y al funcionamiento de tecnologías que reemplazan de manera irreversible a las ya conocidas.En el caso específico de la educación, en la actualidad es frecuente que docentes que han utilizado por muchos años la pizarra y textos convencionales como medios principales de trabajo en el aula dentro del modelo de enseñanza tradicional-transmisionista y conductista, se ven forzados a utilizar las TIC y a poner en práctica otros formatos de enseñanza, como consecuencia de la fuerte presión política, económica, social, cultural e institucional por incorporar esas herramientas en la enseñanza. Por eso, se puede afirmar que:

En el período actual de transición, de búsqueda incierta y confusa de nuevos procedimientos y nuevos roles, es obvio que el docente se siente agobiado por la intensificación de sus tareas profesionales para hacer frente de manera incierta y difusa a la compleja y urgente diversidad de la demanda. Para mayor abundamiento, tiene que recomponer y reconstruir su rol profesional al mismo tiempo que se incrementan las exigencias exteriores y se tornan más urgentes. Incremento de responsabilidades y cambio de roles y funciones se mezclan en una preocupante convergencia para aumentar la confusión y el estrés. (Pérez, 1999, p. 175)

En ese proceso de transición irreversible[1] de la educación tradicional hacia modelos educativos emergentes, en principio más coherentes con las demandas y requerimientos educativos generales de la sociedad contemporánea, muchos docentes han entrado en la categoría de “migrantes tecnológicos”, debido a que tienen que aprender a utilizar la nueva tecnología en los niveles técnico y pedagógico. Posteriormente, deben ensayar su uso y determinar a través de la práctica qué formas de empleo de esos medios resultan más exitosas o innovadoras en su trabajo (Bullock, 2002). Esto implica procesos de reflexión orientados a un replanteamiento de las creencias e ideas del profesorado sobre la enseñanza . Por su naturaleza, tal proceso genera ansiedad y produce distintas reacciones en el personal docente, entre ellas: resistencia al cambio, temor, sensación de vulnerabilidad, incertidumbre y un sentimiento general de sobrecarga de trabajo y desorientación:

La pérdida de legitimación tradicional de la tarea docente, la incertidumbre de los nuevos horizontes, acompañados por la presión y la urgencia de responder a las exigencias del mercado, así como la escasa consideración social de su labor están provocando en el docente un alto grado de ansiedad e insatisfacción profesional. La cultura docente de final [y principios] de siglo se nutre, en no escasa medida, de frustración, ansiedad, desorientación y cínico pragmatismo.
[…]
La exigencia de renovación permanente para hacer frente a las necesidades cambiantes de la sociedad, al incremento vertiginoso del conocimiento científico y cultural, a las características peculiares y desconocidas de cada nueva generación de estudiantes, a los requerimientos de renovación metodológica derivada del desarrollo del conocimiento pedagógico, a las demandas de la Administración (que impone modificaciones políticas y técnicas con cada cambio de gobierno, legitimadas en mayor o menor grado por la expresión mayoritaria de la población en los procesos electorales) provoca tanto la tendencia al cambio creador como la frecuente pérdida de sentido, el desconcierto y la frustración. Los docentes encuentran dificultades para responder profesionalmente a las demandas insistentes de cambio y renovación. Cuando el profesional docente se siente incapaz de afrontar las exigencias del cambio, la renovación se convierte en crisis y frustración. (Pérez, 1999, p. 176)


La transformación en el rol del profesorado que proponen los paradigmas educativos emergentes implica cambios de orden institucional, teórico, pedagógico y subjetivo que inciden directamente en el trabajo docente. Esos cambios conllevan, a su vez, la necesidad de que el docente cobre conciencia de que debe capacitarse y explorar nuevas formas de enseñanza a lo largo de su vida profesional. La experiencia del proceso de enseñanza y aprendizaje como una situación “compartida” por docentes y alumnos no es fácilmente aceptada ni promovida por el profesorado, máxime cuando han adoptado la cultura educativa tradicional, que posiciona al docente como poseedor del conocimiento y único representante de la autoridad en el aula (Flores, 2000).

El proceso de “acomodación” del profesorado a las nuevas tendencias educativas y la enseñanza apoyada en TIC, prevé una vivencia laboral que puede ser más o menos frustrante y traumática, dependiendo de la personalidad y características del docente, así como de las condiciones y circunstancias institucionales para favorecer esa transición. Es importante considerar que el paso de la cultura y prácticas docentes del modelo tradicional-transmisionista y conductista a las que requieren los modelos emergentes debe ser un proceso colectivo y reflexivo, que involucre a toda la institución y que no se recargue en el personal docente, como si fueran tareas y responsabilidades de su exclusiva responsabilidad y competencia (Hannan y Silver, 2005; Hargreaves, 2003; Knight, 2006; Pérez, 1999).

Nuestra tesis es que la brecha digital es un factor intrínseco al boom del plagio en la educación costarricense, porque muchos docentes son “migrantes tecnológicos” y cuentan con poco o ningún apoyo institucional para capacitarse en las posibilidades y riesgos para la enseñanza y el aprendizaje de las TIC en general y de Internet en particular. Como consecuencia de esta realidad, muchos de ellos son vulnerables a los efectos indeseables de esos medios en el ámbito de la educación.

El profesorado está solo frente al impacto positivo y negativo de las TIC, mientras las instituciones educativas, quienes las administran y la sociedad civil le atribuyen la culpa por los desaciertos y la pérdida de calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Hasta que esta situación no se asuma como corresponde: desde la administración del sistema educativo, las consecuencias negativas y positivas de las TIC seguirán su propio curso… entre ellas el plagio.

Lo que debemos comprender de esta situación es que el profesorado es un actor fundamental en el cambio, pero no el único: la administración del sistema educativo y de las instituciones educativas debe procurar al profesorado las condiciones para “migrar” del viejo modelo pedagógico a los modelos emergentes. Pero eso no es posible si la estructura y la lógica de administración de las organizaciones educativas siguen siendo viejas y se resisten a cambiar. Los docentes y la tecnología no pueden hacer por sí mismos el cambio que necesitamos en educación... Las TIC pusieron en jaque a la educación desde sus cimientos, que son: la estructura de la organización, la administración y el enfoque pedagógico.

Organizaciones educativas burocráticas, sobre-administradas, ineficientes e ineficaces, llenas de contradicciones pedagógicas y sinsentidos de gestión, matizados de leyes, reglamentos y demás entuertos jurídicos, no favorecen la integración adecuada de las TIC en la enseñanza. Por el contrario, la distorsionan, retrasan y la recargan de manera injusta e irresponsable en el profesorado.

Estoy segura que muchos de ustedes se han sentido frustrados y han enfrentado en soledad y aislamiento la vulnerabilidad que conlleva ser “migrante tecnológico”. Yo lo sé, porque soy parte de la generación de transición y he tenido que sobrevivir como profesora sus embates por mi propia cuenta…


 
Referencias bibliográficas

Beck, U. (1998). ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. España: Paidós.

Beck, U., Giddens, A. & Lash, S. (2001). Modernización reflexiva. Política, tradición y estética en el orden social moderno. Madrid: Alianza Universidad.

Bullock, D. (2002). Preparing for the journey: Lessons Learned from Preservice Teachers as They Practice Teaching with Technology. A dissertation submitted of the requirements for the degree of Doctor of Education in Educational Leadership: Curriculum and Instruction. U.S.A.: Portland State University.

Florez, R. (2000). Docente del siglo XXI. Cómo desarrollar una práctica docente competitiva. Colombia: McGraw-Hill.

Hannan, A. y Silver, H. (2005). La innovación en la enseñanza superior. Enseñanza, aprendizaje y culturas institucionales. Madrid: Narcea.

Hargreaves, A. (2003). Profesorado, cultura y posmodernidad. Cambian los tiempos, cambia el profesorado. Madrid: Morata.

Majó, J. y Marquès, P. (2001). La revolución educativa en la era Internet. Valencia: Praxis.

Pérez, A. I. (1999). La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Madrid: Morata.

Rodríguez, M. [Coord.]. (2002). Didáctica general. Qué y cómo enseñar en la sociedad de la información. Madrid: Biblioteca Nueva.

Programa de la Sociedad del Conocimiento y la Información (PROSIC). Informe 2006. Hacia la Sociedad de la Información y el Conocimiento en Costa Rica. San José, Costa Rica: PROSIC, 2006.
[1]Hacemos referencia a la tesis de Beck (1998) y Beck, Giddens, & Lash (2001), de que la Globalización es una nueva fase del modo de producción capitalista que es irreversible debido al carácter y magnitudes que han adquirido los siguientes aspectos:

1. La creciente densidad del intercambio internacional.
2. La revolución de las tecnologías de la información y la comunicación.
3. La exigencia universal de respetar los derechos humanos.
4. Las corrientes icónicas de las industrias globales de la cultura.
5. La política mundial postinternacional y policéntrica.
6. El problema de la pobreza global.
7. Los atentados ecológicos globales.
8. El problema de los conflictos transculturales.
9. El terrorismo internacional. (Beck, 1998; Rodríguez, 2002)

Esas macrotendencias colocan a las instituciones propias de la modernidad en una situación de crisis y de transformaciones, a su vez, irreversibles. Debido a que la educación, como la conocemos hoy, nació como una institución propia de la Modernidad, no se sustrae a la influencia e impacto de esos eventos.

domingo, 26 de julio de 2009

Plagio, parafraseo y “rincón del vago”: la Generación Red y los desafíos de la educación costarricense

Espero que el receso de medio año les haya permitido un merecido descanso y la recuperación de la energía necesaria para emprender la segunda parte del curso lectivo de 2009. En medio de la pandemia de la gripe AH1N1, el caos vial y la situación política convulsa en la región, debido a la compleja cadena de eventos del último mes en Honduras, la reflexión, el análisis profundo y la necesidad de identificar puntos de encuentro entre las demandas sociales y las respuestas gubernamentales e institucionales cobran relevancia en un escenario local, regional y global caracterizado por la ingobernabilidad.

A finales de la década de 1980, un teórico de la última generación de la
Escuela de Frankfurt, Claus Offe, escribió dos libros extraordinarios por su capacidad explicativa y el tema que trataron: el Estado en la fase del Capitalismo tardío y su capacidad para “hacer política” en un contexto radicalmente distinto al de la Era Industrial y el Estado Benefactor. Los libros se titulan: Contradicciones en el Estado de Bienestar (1990) y Partidos políticos y nuevos movimientos sociales (1992). En ambos textos, Offe trabaja con un concepto novedoso entonces: la ingobernabilidad, entendida como la “sobrecarga en la demanda política” sobre el Estado, en un contexto de “sobrecarga en la demanda económica”, conocida como inflación. Creo que quienes trabajamos en educación debemos revisarlos hoy, a la luz de dos décadas “perdidas” en el mundo contemporáneo, en términos de desarrollo humano y económico, y de estabilidad político-social .

El desbalance entre la capacidad del Estado para satisfacer las demandas sociales y atender las presiones del sector privado hace que nuestras sociedades se vuelvan cada vez más proclives a la “desintegración, la quiebra y el caos” (Offe, 1990, p. 154). Lamentablemente, esta predicción de Offe de hace veinte años se ha cumplido en muchos países y regiones. Centroamérica y Costa Rica, no son la excepción. Las fallas sistemáticas del Estado en el sistema democrático y su incapacidad para articular la lógica político-administrativa necesaria para hacer un balance entre el “bien común” –lo público– y la “libertad individual” –lo privado–, cada vez son más evidentes y profundas. Ejemplos de ello son la última crisis financiera global y la pérdida creciente de credibilidad en los partidos políticos y la política, que se traduce en una escasa participación de la ciudadanía en los asuntos públicos y en la abstención masiva al voto en los procesos electorales.

Se preguntarán qué relación hay entre un problema generalizado en el ámbito político-económico y la educación. Si me permiten, creo que la relación es directa porque la educación es un bien público, que está regido por la institucionalidad que avala el Estado y, en consecuencia, por el sistema de regulación y legislación que da al país el carácter mismo de nación. A partir de la Constitución Política, se declara la educación como un derecho de la ciudadanía, protegido y garantizado por el Estado costarricense.

Con la educación ha ocurrido lo mismo que con otras demandas sociales, cuya satisfacción es fundamental para garantizar la estabilidad, el desarrollo general y el bien común, entre ellas: la salud, el acceso al trabajo, la estabilidad laboral, salarios dignos, la seguridad ciudadana, el acceso a la vivienda y pensiones decorosas. Desde la década de 1990, crece la sobrecarga de las demandas educativas sobre el sistema de educación pública, que el Estado costarricense no logra satisfacer por los mecanismos tradicionales –ya desgastados por limitaciones históricas propias, a las que se suman carencias que no fueron subsanadas en el momento oportuno. La erradicación de la pobreza material y cultural en el país es una batalla que se pierde todos los días… Sólo basta ver los sucesos de los noticiarios y algunos programas de entretenimiento nacionales y extranjeros de alta audiencia, para encontrar ejemplos dramáticos de ello.

Al igual que nuestras carreteras y puentes, la educación pública ha sufrido un largo período de abandono e indiferencia política y ciudadana. Ante la sistemática evidencia de nuestras carencias y fracasos en el sistema educativo público, culpamos a la familia, a la economía, al gobierno de ayer, de hoy y de mañana, al “descalabro” de la juventud e, incluso, a Internet. La Generación Red, a la que pertenecen las personas que nacieron a partir de 1990, es la perjudicada directa; pero, los afectados indirectos somos muchos: la sociedad costarricense como un todo.

Ante la situación de crisis generalizada y de “crisis en el manejo de la crisis”, entendida como la incapacidad de encontrar soluciones viables y duraderas desde el Estado para recuperar la “estabilidad” (Offe, 1990), debemos reconocer que las viejas fórmulas y las prácticas del pasado resultan inadecuadas o, en el mejor de los casos, parciales. Este tipo de respuesta de las instancias gubernamentales tiene un apelativo popular de vieja data en nuestro país: “parches”. La buena noticia es que los “parches” ya no sirven, porque la profundidad y magnitud de los problemas que hoy nos aquejan hacen que las soluciones basadas en la inmediatez, simplistas, no planificadas y cortoplacistas, simplemente ya no funcionen. Recuerden lo que duraron las reparaciones recientes y las placas metálicas sobre el puente del río Virilla en la autopista General Cañas.

En relación con lo anterior, en educación enfrentamos un problema de “vieja data”, que se ha generalizado en todas las fases del sistema educativo del país: el plagio. Nuestros niños, niñas, jóvenes y adultos ven “normal” la práctica de “copiar y pegar” de Internet, libros, periódicos, revistas o cualquier otra fuente para hacer sus trabajos y deberes académicos, sin referencia alguna. Pero eso no es lo peor, lo más aterrador es que muchos de sus maestros, maestras, profesores y profesoras califican esos trabajos copiados textualmente y sin referencias con 10… Entonces, ¿qué se dañó tan profundamente en la educación costarricense? ¿Qué implicaciones tiene la generalización de esta práctica en el proceso de enseñanza y aprendizaje, en la formación general y universitaria?, ¿qué hacer al respecto?

Creo que hay varios factores que se deben considerar para dar una solución integral a un problema tan complejo, que se relaciona con diferentes factores: la brecha digital, el enfoque pedagógico y curricular del sistema educativo público, la formación de formadores, la pauperización de la profesión docente, la formación en servicio del profesorado, la falta de investigación y la carencia de mecanismos de supervisión y control. Por la complejidad y dificultades implícitas de los componentes del plagio mencionados, voy a tratar cada uno de ellos por separado en diferentes entregas en este blog. La idea es motivar la reflexión y discutir las implicaciones de este fenómeno en términos de la calidad, la pertinencia y la equidad de la educación en el país.

Como les mencioné, los “parches” ya no son una opción razonable y lo que está en juego es el futuro del país. A mi parecer, el plagio se relaciona con lo académico pero lo trasciende, ya que es el resultado de una visión de mundo y valores contemporáneos que deben movernos a la reflexión y a encontrar respuestas para revertir prácticas generalizadas en el sistema educativo nacional que deterioran la inteligencia y la psique, y lesionan los cimientos de la sociabilidad.

La siguiente entrega tratará la brecha digital y sus implicaciones en la proliferación del plagio y el deterioro creciente de la educación nacional, especialmente en las universidades, en los niveles de grado y posgrado. Para mí es especialmente importante conocer su experiencia al respecto y cómo han abordado el problema en su trabajo docente, así que sus comentarios serán de gran utilidad para orientar el análisis y la discusión sobre un problema de esa magnitud y características, que tiene implicaciones nefastas para nuestro sistema educativo y el país.



Referencias bibliográficas

Offe, C. (1990). Contradicciones en el Estado del Bienestar. Madrid: Alianza Universidad.

Offe, C. (1992). Partidos políticos y nuevos movimientos sociales. Madrid: Sistema.