El Centro de Evaluación Académica (CEA) y otras dependencias que tienen a su cargo la integración de las TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje de la Universidad de Costa Rica, unieron esfuerzos para traer al país al Dr. Albert Sangrà Morer, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), para que compartiera con estudiantes, docentes y público interesado sus vastos conocimientos y experiencia en e-Learning en su país y en Europa.
Los días 28 y 29 de febrero tuve el placer y el privilegio de compartir con él en dos conversatorios con personas que forman parte de programas y proyectos de la UCR, que tienen entre sus actividades la investigación y la capacitación en el uso de las TIC en la formación de formadores y la docencia universitaria. Además de ser una persona experta en el tema de las aplicaciones de esos medios en Educación en general y en e-Learning en particular, me sorprendió por su accesibilidad, calidez, lucidez y por su capacidad de hacer sentir cómodas a las personas participantes, producto de su humor inteligente y respetuoso. Pero, lo más sorprendente fue que aprovechó la ocasión para, a partir de la especificidad y problemas propios del e-Learning, llevarnos a una profunda reflexión sobre los sistemas de formación universitaria presenciales, cuyas ideas sugerentes y profundas espero comentar con ustedes en entregas futuras del blog.
En esta ocasión haré referencia a dos de sus ideas “agudas”, cuya naturaleza “punzante” y desafiante no se dejó esperar al responder una de las preguntas que se le hizo en relación con el riesgo del plagio en e-Learning. Muy serio, después de unos segundos de silencio, respondió con una pregunta directa al auditorio: “Pero, entonces, ¿el riesgo del plagio no existe en el modelo presencial?”. Acto seguido, todos los participantes, principalmente docentes univesitarios, no tuvimos más opción que reír a coro. Cuando recuperamos el aliento y volvimos a poner atención, nos dijo que el plagio siempre había existido, sólo que ahora, gracias a las posibilidades de las nuevas tecnologías, éramos capaces de detectarlo.
Ciertamente, el plagio no es un fenómeno nuevo en la vida universitaria, sino que es de vieja data y obedece a múltiples causas, que van desde razones de índole personal hasta problemas y obsolescencia en los niveles curricular, institucional y educativo. Esto indicaría que hoy le damos una importancia mayor en las universidades a esta forma de deshonestidad académica, porque tenemos mecanismos fáciles y accesibles para detectarla, y las personas que incurren en ella deben enfrentar sanciones de diversa naturaleza y magnitud, que ya hemos comentado en otras entregas de este blog.
Dos acotaciones al tema que hizo el Dr. Sangrá me parecieron especialmente interesantes. La primera fue la referencia a un término que ideó uno de sus colegas de la Universitat Oberta de Catalunya: infoxicación..., aludiendo con él al exceso de información con el que somos bombardeados todos los días. Esa sobrecarga de información de toda naturaleza nos pone ante una terrible realidad, de la que ya diera cuenta hace muchos siglos el viejo maestro Sócrates. La máxima “sólo sé que no sé nada...” es aplastante y permanente en nuestros días.
La otra, fue la persistencia del viejo y profundamente arraigado modelo de formación basado en la memoria, donde se asume que el conocimiento relevante se fundamenta en la tesis igualmente antigua, añeja y ampliamente superada de que el conocimiento es "verdadero e inmutable".
Creo que es necio pensar que el plagio sólo es posible en la Internet; de igual forma, es necio persistir en la idea de que la tecnología por sí sola hará las transformaciones que requiere la educación en nuestro tiempo para satisfacer las demandas educativas emergentes en todos los niveles educativos. No obstante, seguimos lloviendo sobre mojado, infoxicados y copiando conocimientos sin entenderlos, muchos de los cuales ya están obsoletos cuando se copian..., creyendo que la solución de este viejo y anquilosado problema radica en más reglamentos, castigos, sistemas de represión y detección, y demás pérdidas de tiempo para estudiantes y docentes...
El Dr. Sangrá sugiere que esta transición cultural, ideológica, sociológica y psicológica en los sistemas educativos no será fácil, ni ocurrirá pronto..., pero es inevitable. Querámoslo o no, las TIC llegaron a la Educación y a nuestra civilización para quedarse y tendremos que asumir con valentía y respeto los procesos específicamente humanos y organizacionales que les subyacen. Por suerte, el de la tecnología se resuelve con cierta fluidez y cada vez sus beneficios son más accesibles a más personas en el país y el mundo.
¿Qué les parece? ¿Qué sugieren para "acelerar" los cambios específicamente humanos que subyacen a la integración de las TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje?
Dos acotaciones al tema que hizo el Dr. Sangrá me parecieron especialmente interesantes. La primera fue la referencia a un término que ideó uno de sus colegas de la Universitat Oberta de Catalunya: infoxicación..., aludiendo con él al exceso de información con el que somos bombardeados todos los días. Esa sobrecarga de información de toda naturaleza nos pone ante una terrible realidad, de la que ya diera cuenta hace muchos siglos el viejo maestro Sócrates. La máxima “sólo sé que no sé nada...” es aplastante y permanente en nuestros días.
La otra, fue la persistencia del viejo y profundamente arraigado modelo de formación basado en la memoria, donde se asume que el conocimiento relevante se fundamenta en la tesis igualmente antigua, añeja y ampliamente superada de que el conocimiento es "verdadero e inmutable".
Creo que es necio pensar que el plagio sólo es posible en la Internet; de igual forma, es necio persistir en la idea de que la tecnología por sí sola hará las transformaciones que requiere la educación en nuestro tiempo para satisfacer las demandas educativas emergentes en todos los niveles educativos. No obstante, seguimos lloviendo sobre mojado, infoxicados y copiando conocimientos sin entenderlos, muchos de los cuales ya están obsoletos cuando se copian..., creyendo que la solución de este viejo y anquilosado problema radica en más reglamentos, castigos, sistemas de represión y detección, y demás pérdidas de tiempo para estudiantes y docentes...
El Dr. Sangrá sugiere que esta transición cultural, ideológica, sociológica y psicológica en los sistemas educativos no será fácil, ni ocurrirá pronto..., pero es inevitable. Querámoslo o no, las TIC llegaron a la Educación y a nuestra civilización para quedarse y tendremos que asumir con valentía y respeto los procesos específicamente humanos y organizacionales que les subyacen. Por suerte, el de la tecnología se resuelve con cierta fluidez y cada vez sus beneficios son más accesibles a más personas en el país y el mundo.
Ante los dilemas actuales de una Educación en crisis, donde aún no se logran fórmulas adecuadas para satisfacer las necesidades y demandas educativas del presente, nos queda el desafío de superar la decadencia y el miedo, y aventurarnos a cambios radicales donde, como dice el Dr. Sangrá, algunos se opondrán y otros se atreverán a cambiar, todo al mismo tiempo.
¿Qué les parece? ¿Qué sugieren para "acelerar" los cambios específicamente humanos que subyacen a la integración de las TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje?
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