Montesquieu
Siguiendo la metáfora de una autopista donde diferentes vehículos van en la misma dirección (el futuro) pero a diferentes velocidades, para Tofler y Tofler (2006) las velocidades serían las siguientes:
1. Las empresas privadas van a 160 km por hora.
2. La sociedad civil va a 150 km por hora.
3. La familia a 100 km por hora.
4. Las organizaciones no gubernamentales a 50 km por hora.
5. Las burocracias gubernamentales y las agencias reguladoras a 40 km por hora.
6. El sistema educativo va a 15 km por hora.
7. Las organizaciones intergubernamentales, como las Naciones Unidas o el Fondo Monetario Internacional, van a 10 km por hora.
8. Las estructuras políticas van a 5 km por hora.
9. El sistema jurídico y la legislación van a 2 km por hora.
Como verán, el panorama es dificil en diferentes direcciones. En primera instancia, el planeta entero va al ritmo de los intereses privados, lo que explica el franco deterioro de la sociedad y el retroceso de logros de la humanidad sin precedentes como: los derechos humanos, la democracia, las libertades civiles y las garantías sociales. La crisis económica mundial, sus causas y precedentes son pruebas irrefutables de ello. Si bien hay actividades privadas esenciales para la sociedad, que se llevan a cabo en acato a los logros mencionados, no podemos obviar ciertas tendencias generales donde hay conflicto entre intereses públicos y privados, sin los debidos controles o supervisión del Estado.
La sociedad civil y la familia siguen en la carrera, justo detrás de las empresas, ajustándose a esa misma lógica. Ello explica la preeminencia de los intereses personales sobre los altruistas y sociales, que son la verdadera base de la familia nuclear y no si la familia está integrada por el padre, la madre y unos hijos. La destrucción de los valores que sustentó primero la familia extendida y luego la nuclear, son la verdadera causa del rompimiento de las redes de apoyo emocional, económico y psicológico que brindó tradicionalmente la familia a sus miembros, particularmente a los niños, niñas, a los jóvenes y a las personas con discapacidad, enfermas y ancianas. Si creen que exagero al respecto les recomiendo un libro extraordinario de Ulrich Bech y Elizabeth Beck-Gernsheim (http://es.wikipedia.org/wiki/Ulrich_Beck), titulado El normal caos del amor. Las nuevas formas de la relación amorosa, donde se hace un análisis pormenorizado de las funciones y cambios en la familia en las fases tradicional-feudal, industrial y posmoderna.
Las organizaciones no gubernamentales se han despolitizado positivamente y repolitizado negativamente. Es decir, cada vez representan menos los intereses de grupos excluidos de poder para representar intereses de los grupos poderosos. Esta estrategia ha garantizado su supervivencia económica, pero les ha restado legitimidad e impacto social, por lo que aglutinan grupos específicos y relativamente pequeños, con intereses de alguna manera integrados a la lógica de poder dominante.
Detrás van las burocracias gubernamentales y las agencias reguladoras ahogadas en su propia incapacidad para la administración de lo público y presionadas por muchos intereses privados contradictorios. En ese contexto se caracterizan por sus acciones erráticas, reactivas, ineficaces e ineficientes y de baja calidad general. Ustedes me dirán si algo de lo que ocurre en Costa Rica al respecto se les parece.
El sistema educativo va a sólo 15 km por hora. Ello implica que es una de las instituciones nacidas en la Modernidad más atrasadas y obsoletas de la historia reciente de la humanidad. La ineficacia, ineficiencia y la falta de pertinencia, calidad y equidad de la educación contemporánea rebasan cualquier pronóstico que pudo hacerse hace diez años y es precisamente lo que espero revisar con mayor cuidado en otras entregas de este blog, hasta agotar aspectos que considero esenciales en relación con la obsolescencia de la educación en nuestro tiempo.
Las organizaciones intergubernamentales, como las Naciones Unidas, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, el Banco Mundial y otras, van a 10 km por hora, porque continúan arbitrando el mundo posmoderno desde la lógica de la Era Industrial. Lamentablemente, todavía no se han enterado que el mundo cambió o se enteraron pero están esperando cómodamente que el desgaste las encuentre en el futuro próximo, mientras cuesta seis dólares o más que un dólar llegue a los pobres o a quien lo necesite. El conflicto palestino-israelí, que dejó sus peores consecuencias en diciembre pasado ante la indiferencia e ineptitud de los organismos competentes, como las Naciones Unidades, son una triste evidencia de ello. No se diga de las acciones de esas instancias frente a la actual crisis económica mundial.
Las estructuras políticas van a 5 km por hora, por la corrupción de la función social básica de esas instancias. La responsabilidad mayor de las estructuras políticas en la actualidad es la destrucción de los sistemas democráticos y el regreso a una sociedad salvaje y sin reglas del juego claras, donde los grandes ganadores son la economía perversa, el crimen organizado, el narcotráfico, el terrorismo y la delincuencia en todas sus facturas. Vivimos en “tierra de nadie”, porque la política está a favor de cualquier tipo de intereses, menos los que le corresponden: los públicos, los de todos, los que permiten y sostienen sociedades capaces de reproducirse económica y culturalmente, y de tener un futuro.
Los ciudadanos de hoy somos las hordas de ayer, sobreviviendo entre la violencia, el saqueo y el abuso de los más fuertes y de los criminales. Ustedes tienen los periódicos y los noticiarios del país a mano. Échenles una mirada y díganme si esto no ocurre en nuestro país, en Nicaragua, en Panamá y así para adelante y para atrás a lo largo de América Latina. México es hoy una triste prueba de este horror, porque en ese país se vive una guerra entre el narcotráfico y la ciudadanía, ya que si bien el ejército y la policía intervienen, las víctimas de esa guerra son los ciudadanos y las ciudadanas de México. Colombia no se queda atrás. El resto del mundo tampoco, pues hay ejemplos tanto o más tristes en Europa, Asia y África.
Finalmente, el sistema jurídico y la legislación van a 2 km por hora. Creo que esto ni siquiera merece comentarios. En Costa Rica sobran los ejemplos de la incapacidad de nuestro sistema jurídico y nuestras leyes para contener las disfunciones sociales, políticas y económicas que nos acongojan a todos los ticos. Frente a esta realidad, sólo queda que los y las costarricenses tengamos la valentía de exigir leyes acordes a la altura de los tiempos, porque ya no vivimos en el siglo XIII y no necesitamos inquisidores, tramitólogos ni lenguajes excesivos, floridos y absurdos para justificar la incompetencia, la ineptitud y la irresponsabilidad de nuestros connotados juristas, entre los que todavía quedan algunos con visión de futuro, que quieren imprimirle a nuestro sistema legal la velocidad, eficiencia y eficacia que todos necesitamos y merecemos. Ojalá tomen la palabra, se atrevan y nos regalen la esperanza de un mejor país.
Ya los familiares de las víctimas, sobrevivientes junto a ciudadanos y ciudadanas comprometidas se lanzaron a las calles clamando justicia y un alto a la violencia, el crimen y la delincuencia en el país. Esperemos todos que sus voces sean escuchadas.
Sobre la educación y su pobre desempeño de 15 km por hora, me referiré específicamente en la próxima entrega. Espero sus comentarios y, como dice un poema de no recuerdo quién, “buena suerte viviendo”.
Referencias
Beck, U & Beck-Gernsheim, E. (2001). El normal caos del amor. Las nuevas formas de la relación amorosa. Barcelona: Paidós.
Tofler, A. y Tofler, H. (2006). La revolución de la riqueza. México: Debate.