Desde la década de 1980, la humanidad ha experimentado cambios profundos y de gran impacto a
escala mundial; entre los más relevantes están la globalización, la revolución de las tecnologías de información y comunicación, y el ingreso en un nuevo
proyecto sociopolítico, económico y cultural denominado Posmodernidad. Estos
factores, en principio autónomos, confluyen y se suman para colocar nuestro
proceso civilizatorio en una transición hacia formas de organización económica,
política, social y cultural radicalmente distintas a las de épocas pasadas. De
hecho, es difícil reconocer un mundo habitable sin Internet, la mundialización
económica, los avances científico-tecnológicos cotidianos, y las fracturas y
distorsiones en las democracias representativas.
Entre los efectos
no deseados de esta nueva fase del desarrollo de la Humanidad están la
radicalización del individualismo y la insuficiencia jurídico-política que han
derivado en procesos de corrupción en todas las instituciones contemporáneas y en
el crecimiento exponencial de la economía perversa, que aumenta y diversifica
sus actividades y ganancias financieras, por medio de negocios turbios, el
crimen organizado, la deshumanización y el lucro como una ética posible: el narcotráfico, el tráfico de personas y de órganos, y el tráfico de armas.
En un escenario de caos y confusión, el cinismo y la desesperanza aumentan de la mano día a día, y es común que nuestra lengua materna resulte insuficiente para describir los horrores con los que desayunamos y cenamos las ciudadanas y ciudadanos del mundo, pues la corrupción, la indiferencia y la negligencia no hacen distingos entre países pobres y ricos, ni entre personas residentes en Europa, América, Asia, Australia o África… Sin excepción, las noticias cotidianas nos ofrecen un panorama oscuro y un futuro incierto en nuestras naciones y el mundo.
En un escenario de caos y confusión, el cinismo y la desesperanza aumentan de la mano día a día, y es común que nuestra lengua materna resulte insuficiente para describir los horrores con los que desayunamos y cenamos las ciudadanas y ciudadanos del mundo, pues la corrupción, la indiferencia y la negligencia no hacen distingos entre países pobres y ricos, ni entre personas residentes en Europa, América, Asia, Australia o África… Sin excepción, las noticias cotidianas nos ofrecen un panorama oscuro y un futuro incierto en nuestras naciones y el mundo.
Ante el caos, la irracionalidad y la
inercia que le caracteriza, distintas fórmulas se proponen en el marco de
organismos internacionales, cuya tarea es recuperar los principales logros de
la Modernidad y resolver los problemas inéditos que caracterizan nuestro
tiempo. Entre ellas, destaca la Educación como si pudiera convertirse en
un puente entre el viejo y el nuevo mundo… De las propuestas que mayor
trascendencia y aceptación mundial han tenido destaca la tesis de que la
Educación “es la vía” para la paz en y entre los pueblos, el desarrollo
sostenible y la convivencia armónica de culturas y tradiciones diversas. Las
últimas conferencias mundiales sobre Educación apuntan a ello:
- La 48a Conferencia Internacional de Educación: “La educación inclusiva: el camino hacia el futuro” (25-28 de noviembre de 2008, Ginebra, Suiza);
- la Conferencia Mundial sobre la Educación para el Desarrollo Sostenible: “El paso a la segunda mitad del Decenio de las Naciones Unidas” (31 de marzo - 2 de abril de 2009, Bonn, Alemania);
- la sexta Conferencia Internacional de Educación de Adultos (CONFINTEA VI): “Vivir y aprender para un futuro viable: El poder del aprendizaje de adultos” (19-22 de mayo de 2009, Belem, Brasil); y
- la Conferencia Mundial 2009: “La nueva dinámica de la educación superior y la investigación para la transformaciónsocial y el desarrollo” (5-8 de julio de 2009, París, Francia). (UNESCO, 2008)
En esta propuesta subyace la tesis de que tal
forma de educación es posible en la medida en que sea pertinente, equitativa y de calidad.
La pertinencia hace referencia a la capacidad de la educación en general y de
la superior en particular, de atender las demandas educativas emergentes, tanto
en el nivel formal como desde el enfoque de la educación continua y permanente.
La equidad supone esfuerzos en la implementación de políticas para garantizar
el acceso de todas las personas a las distintas etapas de formación, tanto en
el nivel formal como no formal. La calidad implica la determinación de
estándares deseables en los sistemas educativos, relacionados con sus distintas
actividades: administración, diseño y gestión del currículo, y evaluación de
procesos y resultados.
Como comprenderán, estas condiciones son difíciles
de alcanzar pues requieren de inversión social y económica elevada, en
particular, en materia de formación profesional inicial, de grado, posgrado y
continua, así como en infraestructura, investigación y evaluación de los
sistemas educativos; pero, además, de esfuerzos de articulación y coherencia
entre las distintas etapas de la formación, desde la infancia hasta la adultez
a lo largo de la vida.
Creo que hay logros incuestionables en el país en esos
aspectos; en particular, en relación con el acceso. No así en cuanto a
pertinencia y calidad, pues aún es difícil superar problemas endémicos como el
bajo rendimiento académico y la deserción en primaria y secundaria. Esto incide
en forma directa en la educación superior, pues es evidente que el nivel
académico de ingreso del estudiantado determina en buena medida la permanencia
y el éxito en los estudios en la carrera de interés. En este nivel, las
universidades públicas tienen tareas pendientes, pues es su deber misional e
histórico, crear las condiciones necesarias para articularse con el sistema de
educación pública para contribuir en su mejora continua.
Otra tarea pendiente es la calidad, ya que se
hacen reformas generales y de bajo impacto en el fondo y forma de la educación
pública en todos los niveles, lo que significa que los resultados son pobres e
incluso nulos en muchos casos. Entre los intentos fallidos están los sistemas
de arrastre de materias en secundaria y las ayudas económicas; medidas que por
sí mismas resultan insuficientes para resolver los problemas que buscan
solventar: la repitencia y la deserción del sistema educativo. A estas
debilidades se suman los perfiles de salida de las personas profesionales en
educación, que aún no se aclara en el sistema de educación superior pública ni
privada, las dificultades para el cambio y la innovación curricular de estas
carreras, y las limitaciones para acceder a procesos de formación en servicio.
A esto se agrega la falta de investigación en materia de educación en todos los
niveles del sistema público, pese a que los resultados de los informes del
Estado de la Educación reiteran esta debilidad y las limitaciones para
solventarla.
La pertinencia, equidad y calidad de la educación
son una fórmula interesante y podría funcionar si se toman las decisiones
políticas que requiere, se tiene claro el rumbo y se cuenta con los recursos
necesarios para implementarla. Mientras esto no suceda, se invertirán los fondos
para educación en el activismo y las ocurrencias de los ministros o ministras
de Educación de turno, y se mantendrá este ideal como puro discurso de
políticos que buscan votos en la población convencida, la no tan convencida y
la más apática del electorado, vulnerable a las palabras gastadas, recicladas y
cansadas de las campañas de todos los partidos políticos de los últimos 40 años
en el país.
La educación pertinente, equitativa y de calidad
supone una serie de condiciones:
Es probable que sean necesarios otros insumos para
dar sostenibilidad al sistema, pero creo que los mencionados en los puntos
anteriores serían un buen comienzo… ¿Qué les parece?- Un proyecto-país coherente con los principios democráticos, inclusivos y orientados al bien común y, en consecuencia, la despolitización de la Educación.
- El compromiso social de invertir en Educación, al menos, el 8% del PIB.
- La articulación del sistema educativo.
- La profesionalización de la docencia y la administración de la educación.
- Sistemas robustos de evaluación de los sistemas y procesos educativos.
- La creación de instancias de I+D en Educación.
- Sistemas de monitoreo y mejora continua de la Educación pública en todos sus niveles, a partir de información y hallazgos de investigación.
Referencias bibliográficas
UNESCO.
(2008). Educación de calidad, equidad y desarrollo sostenible: una concepción
holística inspirada en las cuatro conferencias mundiales sobre la educación que
organiza la UNESCO en 2008-2009. UNESCO: ED-2009/WS/22.