En otros artículos del blog he tratado algunos aspectos del plagio y sus implicaciones en la formación de niñas, niños, jóvenes y personas adultas. Lamentablemente, este flagelo se da en todos los niveles educativos y ocurre con mayor o menor complacencia del personal docente y las instituciones educativas. No obstante, en esta ocasión traigo el tema de nuevo a comentario debido al último escándalo en Alemania y el mundo académico, por la supuesta comisión de plagio del Ministro de Defensa de Alemania, Karl Theodor zu Guttenberg, en su tesis de Doctorado en Derecho, que defendió y aprobó con los máximos honores que se conceden a ese grado académico en el 2007, en la universidad de Bayreuth.
Entre las tristes consecuencias para el Sr. zu Guttenberg, además de la anulación de su título de Doctorado y la vergüenza ante la comunidad académica, están su renuncia al cargo de Ministro de Defensa, la lesión irreparable de su imagen pública ‒ pues era considerado uno de los mejores políticos alemanes en ejercicio de un importante cargo‒ y, con ello, de la posibilidad de ser el sucesor de la actual Canciller de ese país, Ángela Merkel.
Según los comunicados de prensa que revisé, se encontró suficiente evidencia de plagio en su tesis doctoral, para iniciar una investigación a fondo sobre su caso en la Universidad de Bayreuth, donde fue aprobada sin reservas como un trabajo de excelencia académica.
Como podrán observar, las consecuencias de este hecho van mucho más allá de la tragedia personal que hoy enfrenta zu Guttenberg, sólo unos días atrás Doctor en Derecho y ministro “estrella” del gabinete de Merkel. También, la Universidad de Bayreuth está en un auténtico problema de credibilidad ante la comunidad académica. De alguna manera, todas las personas profesionales e instituciones de educación superior del mundo nos vemos emplazadas por este hecho. El fenómeno del plagio debe ser atendido como una prioridad en el sistema educativo en general; pero, especialmente, en las universidades, porque en ellas se faculta y licencia a las personas para que ejerzan profesiones que van a afectar las vidas de quienes requieran de su concurso y servicios. Pero, como si no fuera suficiente, la tragedia de zu Guttenberg también ha puesto en jaque la credibilidad del gobierno de Alemania.
Como docente universitaria, me consta la magnitud que está cobrando este problema. Pese a ello, vacíos en la normativa de las universidades y limitaciones objetivas para detectar y corregir esa práctica en las asignaciones académicas, desgastan la ética y los principios fundamentales de la formación en educación superior: el desarrollo de la integridad intelectual, así como de la capacidad de pensamiento propio, crítico, autónomo y socialmente responsable.
El problema del plagio en educación superior es complejo y tiene diversas causas. Entre ellas, nos hemos referido a las deficiencias que arrastra el estudiantado de su formación en educación general básica; en particular, las dificultades para leer y escribir correctamente. La masificación y mercantilización de la educación superior han tenido como consecuencias no deseadas y no previstas, la pérdida de calidad de la formación profesional, la reducción de los tiempos para los procesos educativos y la producción rutinaria de actividades de enseñanza de bajo impacto en el aprendizaje, que, no obstante, permiten aprobar los cursos.
Otra causa es la falta de profesionalización del personal académico en las universidades públicas y privadas, donde docentes sin la debida formación en docencia universitaria y sin experiencia, no cuentan con los conocimientos, el tiempo y los recursos necesarios para orientar a una población estudiantil interesada en pasar los cursos y graduarse lo antes posible, aunque ello implique no aprender como corresponde los conocimientos, actitudes, habilidades y destrezas necesarias para el apropiado y responsable ejercicio de la profesión. Una consecuencia de este fenómeno es la creciente pérdida de valor de los grados académicos. En la actualidad, los títulos no dicen mucho sobre cuán acreditada está una persona para el ejercicio de la profesión; por ello, el sector empleador recurre a otros mecanismos, como entrevistas, pruebas de idoneidad profesional en la práctica, y la credibilidad de la universidad de procedencia.
Estudiantes con una pobre formación profesional no pueden hacer un trabajo de graduación del nivel que los grados académicos de licenciatura, maestría y doctorado requieren. Este problema se agrava con las serias debilidades del profesorado en investigación, pues en las universidades la prioridad es la docencia y ella consume la mayor parte de los recursos financieros, quedando poco o nada para la investigación y, menos aún, para la acción social.
Querámoslo o no, la calidad no es gratis, ni ocurre por “arte de magia” o “buenas intenciones”. La recuperación de la calidad de la formación universitaria tiene hoy un alto costo social, porque permitimos que se deteriorara durante 30 años, sin reparar que el daño tendría un efecto multiplicador con el paso del tiempo y nos iba a pasar tan onerosa factura…
Muchas de nuestras niñas, niños, jóvenes y estudiantes universitarios plagian porque no tienen opción, no tienen tiempo, no tienen valores, y no cuentan con las condiciones y la debida asesoría para orientar su desarrollo en las instituciones educativas. Otros, muy pocos, lo hacen por desconocimiento e ingenuidad. Por ello, hicimos referencia a Tupera.com, que es producción de jóvenes costarricenses interesados por ofrecer a docentes y estudiantes un software en línea de uso libre para hacer referencias bibliográficas en formato APA.
Les facilito un enlace donde encontrarán varias herramientas en Internet para detectar el plagio. Espero les sean de utilidad, pero no olviden que quedan los libros, revistas, periódicos y demás fuentes bibliográficas impresas…
Tengo la esperanza de que esta triste historia de resonancia mundial nos invite a la reflexión sobre el problema del plagio y sus nefastas implicaciones en la vida de las personas que lo comenten, las instituciones educativas, el profesorado y la sociedad. Sin duda, nadie quiere estar en el lugar de zu Guttenberg, ni en la posición del Tribunal asesor de su tesis y de las autoridades de la Universidad de Bayreuth. Dicen que la mayor sabiduría es aprender de la experiencia ajena… ¿Qué les parece?
Es cierto sin duda alguna es muy acertada su opinión, sabemos de la existencia, de funcionarios, políticos, educadores, alumnos, en fin una infinidad de gente corrupta, que incurre en tal delito, la verdad si es triste y hasta algo contradictorio que un Doctor en Derecho haya incurrido en tal hecho “el plagio” en su tesis doctoral, quien sabe que mas plagio; pero en fin la vida está llena de esas contradicciones y lo peor las consecuencia que desata tal acto.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo con usted. La verdad creo yo que todos hemos participado como lo dice en su texto, en el plagio, y creo que son contados los que no lo han hecho así.
He crecido y cada vez me doy cuenta que el honor dejo de existir entre los hombres, cada vez brilla mas por su ausencia; no he de saberlo yo que he crecido en el país más contradictorio de todos, un país de contrastes, desventuras y fraudes políticos durante sus 200 años de independencia y 100 años de revolución, todo con el fin de satisfacer las ambiciones desmedidas de algunos individuos, y mi gente con tristeza lo permite, no es necesaria una lucha armada todavía, podemos hacer mucho con nuestro actuar diario, una de las cosas más importantes es esa evitando el plagio, combatiendo la ignorancia, aceptando la responsabilidad de nuestros actos, sin escudarnos ni justificarnos con nada.
Fernando Sánchez Hernández
Estudiante de Ingeniería Mecatrónica
Centro de Enseñanza Técnica Industrial
Tlaquepaque, Jalisco; México.
Estimado Sr. Sánchez:
ResponderEliminarUn cordial saludo desde Costa Rica y gracias por su comentario. Coincido con su tesis de que sólo una actitud personal responsable y honesta nos salvaguarda de errores como el plagio, cuyas consecuencias escapan a todo pronóstico. Creo que esta dolorosa experiencia del Sr. zu Guttenberg conlleva una gran lección para quienes estamos involucrados en educación: en particular, para quienes estudiamos y nos enfrentamos al desafío de ser intelectualmente íntegros y creativos.
Es una verdad a voces y debe hacerse algo, es que la mecánica en muchas clases universitarias es aceptar el corte y peque y hay profesores que no leen los documentos que solicitan a los estudiantes, lo que promueve este tipo de pràcticas.
ResponderEliminarEs necesario, como usted apunta que debemos hacer algo por cambiar este tipo de actitudes.
Me parece que es más que acertado y ojalá este artículo sea de lectura obligatoria.
Estimada Salas:
ResponderEliminarComparto sus puntos de vista sobre el plagio, gracias por expresarlos. Lo que especifica tiene lugar bastante generalizadamente. Una de las formas que tenemos para modificarlo es tratarlo de modo abierto en cuantos escenarios estén a nuestro alcance. Es preciso hacer entender que tres páginas, tres párrafos e inclusive, hasta tres palabras, portadoras de la experiencia personal, son bastante más valiosas que los múltiplos de diez o de cien de las anteriores, que puedan hacerse.
Tito Díaz Bravo, tdiaz@uci.cu
Estimado Sr. Díaz:
ResponderEliminarGracias por su comentario. Efectivamente, la mejor forma de tratar el problema es creando espacios en las instituciones educativas para tomar conciencia de las implicaciones del plagio en docentes y estudiantes. La reflexión, un enfoque crítico de los valores que permean la formación en general y la universitaria en particular, y el reconocimiento de la responsabilidad social del ejercicio profesional nos proporcionarían las bases para recuperar la integridad intelectual, la ética profesional y la excelencia académica.
Estimada maestra:
ResponderEliminarDe acuerdo con usted, estoy ahora mismo en un proceso calificación de ensayos en la universidad donde de imparto clases, son chicos de recien ingreso. Me he enconttado que muchos d ellos han usado textos de otros autores. Tuve el caso de un par de chicos que copiaron tal cual otro ensayo que refería a la temática elegida por ellos y tuvieron el cinismo de copiar hasta resultados de encuestas y ccomentar que la habían aplicado en nuestra facultad. Es triste darnos cuenta que este fenómeno puede tornarse como algo común también en nuestras universidades. Nosotros como maestros debemos ya estar haciendo algo al respecto y no sólo anular los ensayos. Saludos desde México. Carolina Moreno
Estimada Carolina:
ResponderEliminarUn cordial saludo desde Costa Rica y gracias por compartir su experiencia como docente universitaria.
Entiendo su preocupación por los niveles a los que ha llegado el plagio en todos los sectores educativos y, en particular, en la educación superior. Ciertamente, es poco lo que como docentes podemos hacer al respecto, ya que parece ser una práctica común en el estudiantado, que, además, es percibida y valorada como "válida" por muchos de ellos. Ante un problema de tales proporciones, creo que nuestro "granito de arena" estriba en hacerles ver el error y los costos e implicaciones que este tipo de práctica tiene y podría tener en sus vidas... No obstante, la percepción generalizada en el estudiantado de esta práctica, que oscila entre la osadía y la temeridad, requiere de acciones conjuntas, donde las instituciones educativas cuenten con instrumentos legales para sancionar con la severidad que corresponde este tipo de delitos y desestimular el uso de esas prácticas.
Mientras este problema no se asuma con la seriedad e implicaciones que conlleva, quienes ejercemos la docencia sólo podremos aplicar los reglamentos de evaluación disponibles y demostrar el hecho... Tratar de hacer conciencia en nuestros estudiantes... no se me ocurre otra cosa... Si alguien tiene otras ideas, por favor, háganoslas saber...
Lo que hasta ahora he leído, tanto de líneas que nos comparte como de los comentarios de cada participante de este foro, compartimos la preocupación de cómo lograr que el alumno dimensione el grado de su proceder -al hacer pasar ideas de alguna persona como suyas. Desde mi punto de vista, ello sólo se logra con una educación en valores, puesto que la corrupción, el plagio y otras tantas acciones existen y existirán, pero habrá que convencernos de lo siguiente: está en cada uno de nosotros combatirlo a través de la apropiación efectiva de la autoconciencia, de la autorregulación.
ResponderEliminarSaludos desde Puebla
Creo que la educación en valores es solo parte de la solución, ya que están las experiencias que las personas viven desde su infancia en sus familias y comunidades. Por ello, en las instituciones educativas podemos contribuir en este esfuerzo, pero valores como la honradez, la integridad, la responsabilidad personal y social, y el respeto por la propiedad ajena y la Naturaleza se cultivan desde la infancia temprana, generalmente, por injerencia de padres, madres y personas encargadas de la crianza de niños y niñas. En consecuencia, una de las acciones que debemos emprender en las instituciones educativas, en particular en las de preescolar y primaria es la vinculación con la familia y la comunidad, para emprender acciones conjuntas que fortalezcan valores esenciales para la convivencia pacífica y solidaria.
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