viernes, 1 de abril de 2011

La inauguración del Estadio Nacional: entre celebraciones públicas y derrotas cívicas

Los principales debates sobre educación de las últimas dos décadas han tenido como ejes la calidad y la pertinencia de la formación en todos los niveles educativos. Con ellos, surgió la discusión sobre las formas de aprendizaje necesarias para la vida en la Sociedad del Conocimiento y la Información (SIC) y, en consecuencia, la definición de las competencias que requieren las personas en ese contexto para desempeñarse de manera adecuada en los niveles personal, social y laboral. El desafío es, entonces, lograr que la enseñanza propicie esas nuevas formas de aprendizaje, porque ellas rompen radicalmente con el enfoque tradicional de enseñanza y aprendizaje heredados de la Edad Media y la Era Industrial.

Como un punto de llegada en el debate mundial sobre la educación necesaria en la SIC, la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI de la UNESCO, presidida por Jacques Delors, publicó en 1996 un manifiesto titulado La educación encierra un tesoro. En él se postula que entre los aprendizajes indispensables para ser funcional en nuestro tiempo están: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. En relación con aprender a conocer, en ese documento se indica que:

Aprender a conocer, combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias. Lo que supone además: aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida. (p. 34)

Debido a las profundas transformaciones en la producción y el acceso al conocimiento que se iniciaron en el siglo XX, la habilidad cognitiva privilegiada desde la Edad Media: la memoria, finalmente cedió su lugar a las habilidades cognitivas de alto nivel, que favorecen:

… [la] solución de problemas, [el] pensamiento creativo, [la] formulación de preguntas pertinentes, [la] búsqueda de la información relevante, [la] realización de juicios informados, [el] uso eficiente de la información, [la] realización de observaciones, investigaciones, [la] invención y creación, [el] análisis de datos o [la] presentación de trabajos y conclusiones de forma eficiente, tanto oralmente como por escrito. (Vizcarro y León, 1998, p. 17-18)


Resulta evidente que responder al desafío de transformar la educación para adecuarla a las necesidades educativas de la Posmodernidad requiere innovaciones estructurales, funcionales, organizativas y pedagógicas, que han resultado más difíciles, lentas y complejas de lo que se pensó en un principio. Hasta ahora, todos los esfuerzos por cambiar la educación tradicional masificada y de baja calidad por propuestas “innovadoras” han sido guiados por la confusión teórica, visiones fragmentadas de la realidad y un activismo que oscila entre la improvisación, la manipulación política de la educación pública y el ensayo-error de supuestas “innovaciones”, que terminan siendo absorbidas por el sistema y la lógica cultural tradicional, tanto en el nivel administrativo-organizativo como pedagógico.

Las consecuencias inevitables de la incapacidad de responder a las demandas de formación actuales de los sistemas educativos del mundo en general y del costarricense en particular, son la creciente pérdida de calidad y pertinencia de la formación en todos los niveles educativos. Ante la presión social y económica por el cambio en educación, políticos y gobiernos se ven forzados a introducir modificaciones que no siempre se analizan a profundidad en sus implicaciones, especialmente, en el impacto que tienen sobre las actividades medulares de la administración de las instituciones educativas, la entrega de la enseñanza y el aprendizaje. Prueba de ello son las diversas medidas implementadas los últimos dos años por el Sr. Ministro de Educación, Dr. Leonardo Garnier, con el propósito de reducir la deserción.

Ante ese panorama, en una mezcla de “vino nuevo en odres viejos”, la educación se volvió rancia y obsoleta. Pero, el deterioro va aún más allá de los aspectos pedagógicos, la calidad y la pertinencia de la enseñanza y la deserción, pues permea una función esencial de la educación: la formación, que implica la capacidad de ser y vivir juntos; es decir, de vivir en sociedad como ciudadanas y ciudadanos responsables. A manera de ejemplo, la reciente inauguración del Estadio Nacional de Costa Rica obsequiado por China, que implicó un costo multimillonario, fue escenario de la poca formación cívica y la pobre cultura de la población. Sólo el día de la inauguración, el pasado sábado 26 de marzo, las personas que disfrutaron del evento se tomaron la molestia de destrozar los servicios sanitarios, robarse los dispensadores de papel higiénico y jabón y la grifería, lanzar basura por doquier, y ensuciar y destruir todo lo que estuviera a su paso… Por el escaso valor de lo sustraído y el tipo de daños, lo más probable es que lo hayan hecho sólo por “diversión” y para llevarse una historia con la cual reírse en compañía de familiares y amistades.

Ese vandalismo colectivo parece insignificante, pero no debemos olvidar que el lunes 29 de enero de 1979, Brenda Spencer, una adolescente de San Diego, California (Estados Unidos), se levantó esa mañana y empezó a disparar al azar por su ventana con un rifle calibre 22 que le había obsequiado su padre, a niños y niñas que ingresaban a la Escuela que quedaba cerca de su casa. En aquella ocasión asesinó a dos personas e hirió a nueve. La razón que dio para su acto atroz y perverso fue que “no le gustaban los lunes” y quería “divertirse”. Estas actuaciones no se pueden tomar a la ligera, porque son síntomas de problemas de conducta aún más graves, cuyas nefastas consecuencias son impredecibles.

La escena después del partido de fútbol entre la Selección Nacional y la selección de Argentina el pasado martes 29 de marzo no fue mejor… al día siguiente se recolectaron toneladas de basura en los alrededores del Estadio Nacional y, literalmente, este hermoso y generoso regalo del pueblo chino ha tenido como consecuencia no prevista la evidencia de la poca civilidad, decencia y capacidad de convivir de nuestro pueblo. Si bien no todo es responsabilidad de la Educación formal, porque estas conductas dicen mucho de lo que ocurre en los hogares, barrios y vidas privadas de nuestra ciudadanía, el deterioro del sistema educativo contribuye a la exacerbación de esas conductas sociopáticas y destructivas.

Otras evidencias perturbadoras relacionadas con el Estadio Nacional son el fanatismo por “ídolos de barro”, que desatan comportamientos alterados en las personas e ideas surreales. Recuerdo en especial un adolescente que fue entrevistado en los alrededores del estadio el día que entrenó la selección de fútbol de Argentina, quien le dijo al periodista después de ver a Messi tras el ventanal del autobús en que viajaba: “Ya me puedo morir, ya lo vi”. Estimo que debía estar en noveno o décimo año, si es que estaba en el colegio; además, era entrada la noche y me pregunto dónde estaban el padre, la madre o las personas encargadas del cuidado de ese niño.

Con la inauguración del Estadio Nacional el pueblo de Costa Rica debe sumar a las celebraciones las derrotas en desarrollo social, educación, cultura general y civismo que hoy cosechamos por no hacer los cambios que correspondía cuando era preciso… El tristemente famoso “puente de la platina” sólo es una evidencia más de la incapacidad endémica de las entidades públicas de administrar y gestionar con eficiencia y eficacia para procurar el desarrollo del país y no el envilecimiento y deterioro del civismo en la ciudadanía.

En un escenario entre dantesco y perturbador del comportamiento de la sociedad costarricense en actos públicos masivos y el deterioro acelerado del sistema educativo nacional, las oportunidades para la creatividad de docentes y estudiantes son pocas… No obstante, muchos estudiantes, profesores y profesoras logran resultados extraordinarios. La noticia triste es que son la excepción y no la norma.

Cuando aprendemos a aprender, a ser y a vivir juntos, somos capaces de cosas extraordinarias, que desafían cualquier pronóstico. Les recomiendo que vean con sus familias y estudiantes la película Lorenzos´s oil (El aceite de Lorenzo, también traducida al español como: Una esperanza para Lorenzo), basada en un hecho real, que con una sensibilidad y un guión exquisitos relata lo que hacen estas capacidades en las personas y cómo favorecen la creatividad y la posibilidad de resolver problemas que van más allá de la formación profesional y las posibilidades socioeconómicas objetivas, para beneficio de la humanidad. Que la disfruten y aprovechen como una aleccionadora experiencia de dignidad, solidaridad, persistencia y creatividad humana en el desarrollo de conocimiento científico, y ojalá nos cuenten qué les parece…




 
Referencias bibliográficas
 
 
Vizcarro, Carmen y León, José A. (1998). Nuevas tecnologías para el aprendizaje. Madrid: Pirámide.
 
UNESCO. (1996). La Educación encierra un tesoro. Informe de la Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, presidida por Jacques Delors. Madrid: Santillana.